David Hatchwell: nexo entre el lobby sionista y la derecha española
El empresario sionista, donante de Netanyahu y “mentor” de Ayuso, recibe contratos y subvenciones mientras facilita conexiones entre Israel y la extrema derecha española.

David Hatchwell, presidente de la Fundación Hispanojudía y empresario español, figura como uno de los principales donantes privados extranjeros de la campaña de Benjamin Netanyahu y mantiene una estrecha relación personal con el primer ministro israelí, así como con Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, a quien diversos medios señalan abiertamente como su “mentor político”.
Desde su plataforma ACOM, principal lobby sionista en el Estado español, Hatchwell facilita contactos con dirigentes fascistas como Santiago Abascal, promueve el alineamiento de Ayuso con la agenda israelí y defiende públicamente el genocidio en Gaza, calificando de “estupidez” las acusaciones de genocidio y de “intervención quirúrgica” la operación militar israelí.
La influencia de Hatchwell se traduce en efectos concretos: su asociación Zakut ha recibido millones en subvenciones públicas —incluidos fondos de gobiernos autonómicos del PP— además de la cesión de edificios públicos y contratos como el sistema de escuchas de la Ertzaintza, adjudicados a través de Excem, su empresa de seguridad y ciberinteligencia, que mantiene lazos con la industria israelí y participó en la adquisición de spyware Pegasus en España, según recoge elDiario.es. Hatchwell también produjo el musical “Malinche” junto a Nacho Cano, reforzando su acceso mediático y cultural al poder madrileño.
Además de sus actividades empresariales y culturales, Hatchwell opera como un puente de negocios y propaganda entre la entidad sionista y los principales actores de la derecha española, según destacan investigaciones periodísticas. Su defensa intransigente de las políticas criminales israelíes y su capacidad para canalizar fondos y favores mantienen bajo escrutinio sus conexiones con gobiernos como el de la Comunidad de Madrid y su papel en la criminalización del movimiento propalestino en el Estado español, tal como han denunciado tanto colectivos judíos como organizaciones antisionistas españolas.