La Unión Europea ha comunicado el adelanto de la prohibición de importación de gas natural licuado (GNL) ruso, que entraría en vigor el 1 de enero de 2027 si la medida es aprobada por todos los Estados miembros. El intento de veto forma parte del 19º paquete de sanciones contra la Federación Rusa por la guerra de Ucrania, negociado desde hace meses y finalmente desbloqueado ante la presión ejercida desde Washington y las demandas internas de los países del Este y del Grupo G7.

El Estado español, junto a Bélgica, Países Bajos, el Estado francés y Portugal, se encuentra entre los países europeos que seguirán importando GNL ruso hasta la fecha límite. De acuerdo con datos de Enagas y The Institute for Energy Economics and Financial Analysis, Madrid pagó cerca de 2.000 millones de euros en 2024 por este combustible, aunque las compras se habrían reducido un 47,6% desde el inicio de la guerra. El Gobierno español, a través del ministro Carlos Cuerpo, ha asegurado que busca “minimizar” el impacto sobre compañías energéticas locales, como Naturgy y Repsol, que mantienen contratos con Moscú hasta 2038.

La fecha de corte para el gas ruso de gasoducto, fundamental para países como Hungría y Eslovaquia, se mantiene para el 31 de diciembre de 2027. Como parte de la negociación, Bruselas planea liberar 550 millones de euros de fondos retenidos para Hungría a cambio de su apoyo a las sanciones. Hungría importa el 57% de sus carburantes de Rusia y Eslovaquia el 51%, lo que complica el consenso para sanciones más amplias.

Para "compensar" la reducción energética, la UE recurrirá al suministro estadounidense: según el comisario de Energía, Dan Jorgensen, “Estados Unidos es ya el segundo proveedor de gas de la Unión, solo superado por Noruega”. La Comisión ha negociado con el secretario de Energía estadounidense para facilitar el acceso de compañías de gas de EE.UU. al mercado europeo.

Más allá del GNL, el paquete incluye nuevas sanciones energéticas: eliminarán transacciones con refinerías y comercializadoras rusas (Rosneft, Gazpromneft), establecerán más restricciones a empresas chinas e indias que compran petróleo ruso, impondrán sanciones a 118 barcos adicionales que mueven hidrocarburos rusos, y extenderán prohibiciones a bancos rusos y entidades financieras en terceros países. Por primera vez la UE impone límites a las transacciones en criptomonedas, restringiendo plataformas digitales para dificultar la evasión de sanciones.

Las nuevas restricciones también afectan a la exportación de tecnologías vinculadas al sector militar ruso y a la lista de empresas vetadas, ahora con 45 firmas tachadas por apoyar la campaña de Moscú en Ucrania. Desde Bruselas, la presidenta Von der Leyen ha asegurado que “es hora de cerrar el grifo” y cree que “la sobrecalentada economía de guerra rusa está llegando a su límite” por el efecto de las sanciones anteriores, con la inflación supuestamente alta y un tipo de interés ruso del 17%.

Kaja Kallas, alta representante de la UE, subrayó: “Si facilitan la guerra de Rusia y eluden las sanciones, sufrirán las consecuencias. Hoy proponemos incluir en la lista a actores importantes de China e India”. Sin embargo, las economías europeas parecen estar sufriendo mucho más los efectos del corte energético con Moscú.

La aprobación final del paquete y la entrada en vigor dependen del visto bueno unánime del Consejo de la UE, pero la hoja de ruta hacia el “corte total” de la dependencia energética rusa avanza, con el plan de Bruselas por reemplazar el suministro de energía en bloque comunitario.