Los estibadores portuarios de Italia han asumido un papel central en la movilización contra el tránsito de material militar con destino a la Palestina ocupada por el Estado de Israel, coordinando acciones en distintos puertos y amenazando con paros masivos si se incumplen ciertas condiciones. La solidaridad de los estibadores en distintos puertos se ha manifestado en declaraciones sindicales, y algunos trabajadores portuarios de otras regiones han expresado su disposición de secundar la huelga y emprender más acciones.

En Rávena, los estibadores se han plantado: tras la denuncia de algunos trabajadores portuarios sobre la llegada prevista de dos contenedores con material explosivo con destino a Haifa, actuaron y acabaron presionando a las autoridades locales para impedir que estos contenedores salieran del puerto. Tras la denuncia de los estibadores, la empresa gestora del puerto, Sapir, confirmó que sus instalaciones “no estaban dispuestas” a dar el tránsito a esos contenedores.

En paralelo, desde el puerto de Génova, los estibadores declararon que bloquearán el comercio europeo si la flotilla solidaria con Gaza —que zarpó el 31 de agosto— es atacada o pierde comunicación. Cada año, entre 13.000 y 14.000 contenedores parten desde Génova hacia la Palestina ocupada, lo que convierte su amenaza en un factor estratégico para el comercio internacional. “Ni un clavo saldrá”, advirtieron, al tiempo que confirmaron que la huelga se extendería a carreteras, escuelas y universidades.

Las acciones de los estibadores italianos representan una presión operativa directa sobre la cadena logística del comercio marítimo: con bloqueos, amenazas de huelga y compromisos de no operar material bélico, buscan hacer cumplir lo estipulado en la Ley 185 de 1990. Esta norma italiana regula la exportación, importación y tránsito de material militar, estableciendo que no pueden autorizarse operaciones comerciales hacia países en estado de conflicto armado, o que sean responsables de graves violaciones de los derechos humanos.