La Unión Europea, bajo la dirección del comisario europeo de Defensa y Espacio, Andrius Kubilius, celebra una reunión inicial este viernes con representantes de la OTAN, una decena de Estados miembros y Ucrania para iniciar la creación de un "muro antidrones" destinado a "proteger el flanco oriental europeo frente a incursiones no autorizadas". Esta iniciativa surge tras acusaciones e incidentes recientes, entre ellos el cierre temporal del aeropuerto de Copenhague, y pretende establecer una "cooperación coordinada para el seguimiento y gestión del espacio aéreo compartido".

El proyecto involucra a países en primera línea con la Federación Rusa, como Estonia, Letonia, Lituania, Finlandia, Polonia, Rumanía, Bulgaria, además de Eslovaquia, Dinamarca y Ucrania, valorada por su experiencia de guerra. La estrategia busca articular una "red coordinada de tecnologías de vigilancia, defensa electrónica, radares y sistemas de intercepción", combinados con capacidad industrial y apoyo técnico-financiero desde Bruselas. La iniciativa se concibe, según recoge EFE, como un "complemento a los sistemas nacionales", con un enfoque multinacional para blindar todo el flanco desde el mar Báltico hasta el Mar Negro.

En cuanto a la financiación, el Programa Europeo de la Industria de Defensa (EDIP) proporcionará 1.500 millones de euros entre 2025 y 2027 para el desarrollo de este muro antidrones. Además, se ha activado el instrumento comunitario SAFE, con hasta 150.000 millones de euros en préstamos, para facilitar adquisiciones conjuntas de equipos, lo que implicará más endeudamiento. Los países interesados en beneficiarse de estos fondos deben presentar planes de inversión antes del 30 de noviembre.

La presidenta Ursula Von der Leyen discutirá el avance de esta política en la cumbre del 1 de octubre en Copenhague, prometiendo un "compromiso firme" para seguir impulsando el plan de rearme europeo en todos los aspectos.

Ante la creciente sofisticación de drones, tanto de gran tamaño y alcance como pequeños dispositivos de difícil detección, expertos subrayan la necesidad de un sistema integral que proteja infraestructuras críticas y espacios aéreos. Aunque el muro antidrones es una respuesta tecnológica, también implica un aumento en la cooperación política y militar entre países europeos y la OTAN, así como un aumento de los presupuestos militares.