Hacia las seis de la tarde del pasado sábado, la Plaza de la Juventud de Canovelles de Granollers (Barcelona, Catalunya) comenzó a llenarse de personas para dar inicio a la manifestación convocada a esa misma hora como respuesta al atropello masivo del pasado 9 de agosto, en el que ocho jóvenes de entre 18 y 19 años resultaron heridos.

Los hechos ocurrieron cerca de la estación de Canovelles-Granollers. Mientras los chicos regresaban a casa tras bajarse del tren, un hombre aceleró el coche para embestirlos, causándoles heridas de diversa gravedad. A consecuencia de las lesiones, uno de ellos tuvo que ser operado en la pierna.

Desde el primer momento, los jóvenes fueron conscientes de los motivos racistas del atropello. Según explican, el conductor del coche gritó que “mataría a todos los negros” y les instó a “marcharse a su país”. El hombre era un racista conocido entre los vecinos de los barrios del Congost de Granollers y de Canovelles. De hecho, fueron los propios vecinos quienes días después lograron dar con él, lo que permitió su detención. Actualmente, el agresor se encuentra en prisión, acusado de homicidio en grado de tentativa.

Éxito de convocatoria

Dos meses después de los hechos, las víctimas y su entorno, junto con varias organizaciones del Vallès Oriental, convocaron la manifestación bajo el lema Contra las agresiones racistas: organicemos la respuesta, que reunió a unas 300 personas. Durante el recorrido de la marcha, los manifestantes corearon diversos lemas contra el racismo y a favor de la unidad de clase. También se desplegó una pancarta con el lema Verdad y justicia, en recuerdo del asesinato de Mahamedi el pasado julio en la comisaría de Montornès del Vallès.

Rompiendo con el ambiente distendido que suele vivirse en el centro de Granollers un sábado por la tarde cualquiera, los manifestantes se concentraron en La Porxada, donde se pronunciaron varios discursos en los que se destacó que "ante la grave crisis capitalista que vivimos, aumenta cada vez más la reacción, acentuando el odio hacia la clase trabajadora y la búsqueda de falsos culpables".

Agresiones racistas

Esta agresión racista se suma a la lista de un verano nefasto, que deja tras de sí hechos como el ataque con cócteles molotov al centro de menores de Vallirana, el incendio intencionado de la mezquita de Piera, los pogromos racistas en Torre Pacheco o el asesinato ya mencionado de Mahamedi a manos de un policía en Montornès.

Todas estas agresiones deben situarse en un contexto de creciente influencia social de los partidos fascistas, de comunicadores o influencers reaccionarios y de grupos o individuos que difunden estos mensajes. Estos últimos suelen ser los ejecutores directos de las agresiones racistas, pero no son los únicos responsables. Detrás de los ataques hay un caldo de cultivo que sitúa al proletariado migrante en el punto de mira, en el que cada vez quedan implicados más agentes políticos y sociales, de derecha a izquierda.

Si no se rompe con la dinámica que empuja a las clases medias empobrecidas a culpar a los trabajadores migrantes de todos sus males, recuerda Horitzó Socialista, "solo cabe esperar que las agresiones racistas sigan aumentando en número e intensidad".