Las elecciones parlamentarias celebradas este 28 de septiembre en Moldavia dieron una victoria clara al Partido de Acción y Solidaridad (PAS), con un 49,32% del apoyo, según datos oficiales correspondientes a un 97,67% del escrutinio. La formación de Maia Sandu, presidenta proeuropea, supera ampliamente al Bloque Electoral Patriótico, que han obtenido un 24,72%. Otros partidos menores también han superado el umbral, entre ellos el proeuropeo Democracia en Casa (PPDA) y la coalición Alternativa. La participación, del 52%, ha sido la más alta en las últimas cuatro citas electorales y ha sido estrictamente vigilada por Bruselas.

Sin embargo, el PAS ha perdido la mayoría absoluta que ostentaba previamente en el Parlamento, complicando su capacidad para gobernar sin alianzas. La oposición, liderada por figuras como Igor Dodon, denuncia "persecución política" por las detenciones previas a los comicios y la ilegalización de dos partidos políticos opositores tan solo dos días antes de la celebración del plebiscito. Dodon ha rechazado reconocer los resultados, convocando protestas bajo la acusación de posible cancelación del conteo y alegando "fraude electoral", después de acusaciones cruzadas de "campañas de desinformación", de forma homóloga a las elecciones de Rumanía.

Irregularidades

Dodon ha denunciado que el supuesto fraude se habría producido en la diáspora, ya que en toda Rusia, donde existe una gran diáspora moldava, las sedes consulares de Moldavia han abierto tan solo dos puestos de votación, frente a los 301 en la UE. Pavel Durov, dueño de Telegram, ha publicado un mensaje en su cuenta de X, donde asegura que, durante su estancia en París, servicios de inteligencia franceses habrían contactado con él para censurar determinados canales de Telegram antes de las elecciones presidenciales en Moldavia. Tras eliminar algunos canales que "infringían claramente las normas", Durov habría sido notificado sobre que "hablarían bien de él" ante los jueces que habían ordenado su arresto. Poco después, el equipo de Telegram habría recibido una segunda lista de los canales moldavos "problemáticos", pero a diferencia de la primera lista, el empresario asegura que "casi todos los canales eran legítimos y cumplían plenamente con las normas". Sin embargo, estos canales parecían molestar a los intereses de París y Chisinau.

La relevancia estratégica de esta votación radica en el rumbo geopolítico de Moldavia, un país donde parte de la población apuesta por su adhesión a la Unión Europea en 2030, mientras otros sectores prefiere no entrar en la esfera de influencia de Bruselas y miran más hacia Moscú. Ante este escenario, los sectores proeuropeos han preparado una narrativa similar a las elecciones rumanas, donde una eventual victoria de un partido más proclive a un entendimiento con Moscú podría haber enfrentado acusaciones de fraude y una repetición electoral.

Sin embargo, Maia Sandu y su partido cuentan con un respaldo que muestra que el deseo de integrarse en Europa es mayoritario entre los votantes, pero ese ambición se encuentra frente a frente con la pluralidad político del país, donde no todos ven con buenos ojos el acercamiento a Occidente, especialmente teniendo en cuenta que Moldavia se encuentra entre Rumanía y Ucrania. Por lo tanto, el país asiste a un escenario de negociación parlamentaria e incertidumbre de cara a los próximos meses.