El Gobierno de Bulgaria confirmó su alineamiento con la legislación y políticas europeas que buscan eliminar el consumo de gas ruso en la Unión Europea para finales de 2027. Esto implica que Sofia pondrá fin al tránsito de gas ruso a Hungría y Eslovaquia a través del gasoducto TurkStream, único punto restante de entrada de gas ruso vía tubería a la UE tras la negativa de Ucrania a renovar acuerdos de tránsito. El ministro búlgaro de Energía, Zhecho Stankov, declaró a Politico que esperan completar la eliminación del consumo ruso para el 1 de enero de 2028.

El anuncio sigue al posicionamiento público del primer ministro búlgaro, Rosen Zhelyazkov, quien expresó en la Asamblea General de la ONU su apoyo firme a la fase de salida del gas ruso, siguiendo la convocatoria del presidente estadounidense Donald Trump para que Europa corte sus compras energéticas a Rusia. Bulgaria destaca además sus avances en "diversificación de fuentes", es decir, comprando gas natural licuado más caro a EE.UU. e importando algunos suministros desde Azerbaiyán.

La medida genera preocupación en Hungría y Eslovaquia, países que permanecen muy dependientes del gas ruso (aproximadamente el 70% de su consumo), y rechazaron los planes de Bruselas para acelerar la transición. A pesar de todo, el ministro Stankov minimizó los impactos en la "seguridad energética" de ambos países de Europa del Este, y señaló que se encuentran en negociaciones para organizar licitaciones conjuntas para importar gas natural licuado estadounidense a partir del próximo año.

Hungría aseguró haber recibido "garantías" de Bulgaria para que esta transición no afecte su situación energética, aunque el ministro de exteriores húngaro, Péter Szijjártó, aclaró que "por ahora se trata solo de propuestas y no decisiones definitivas". Con estas tensiones entre socios del bloque, el proceso legislativo europeo encara algunos debates sobre la regulación y la forma concreta definitiva de implementar la salida del gas ruso, con la expectativa de acuerdos para finales del 2025.