Washington proporcionará inteligencia a Kiev para atacar infraestructura energética rusa
El cambio supone la primera política conocida que Trump ha aprobado respecto a su estrategia contra Rusia; Moscú rechaza intervención directa y afirma que el traspaso de información ya ocurre.

El 1 pasado de octubre, funcionarios estadounidenses confirmaron a The Wall Street Journal que Estados Unidos empezará a proporcionar a Ucrania inteligencia específica sobre objetivos de infraestructura energética en Rusia, incluyendo refinerías, oleoductos y centrales eléctricas. Este paso representa un giro en la política estadounidense, aprobado por el presidente Donald Trump, tras endurecer sus declaraciones hacia Moscú en las últimas semanas. Además, EE. UU. ha pedido a países de la OTAN que hagan lo mismo para apoyar a Ucrania en la guerra.
La medida facilitaría a Ucrania la planificación de ataques con drones o misiles de largo alcance contra instalaciones rusas críticas, con el objetivo de golpear fuentes de ingresos clave. Rusia respondió rápidamente: el portavoz del Kremlin Dmitri Peskov declaró que Estados Unidos ya comparte inteligencia regularmente con Ucrania. También advirtió que la infraestructura de la OTAN y EE. UU. juega un rol evidente en ese intercambio de datos.
El anuncio ocurre en medio de discusiones sobre si EE. UU. aceptará proveer misiles de largo alcance, como los Tomahawk, que podrían alcanzar Moscú si se desplegaran desde territorio ucraniano. Algunos funcionarios defienden que esta inteligencia permitirá a Kiev sortear las defensas rusas y atacar con mayor precisión, mientras que críticos alertan sobre la escalada que implicaría datos estratégicos en acciones ofensivas.
Desde Moscú, esta decisión ha sido recibida con reticencia y advertencias. En un discurso reciente en Sochi, el presidente Vladimir Putin cuestionó el apoyo activo de la OTAN a Ucrania y prometió contramedidas si la militarización europea continúa avanzando. Mientras tanto, los estados del mundo observan con atención cómo este cambio podría redefinir la línea entre apoyo defensivo y participación indirecta en ataques estratégicos.