Cientos de miles de personas han salido a las calles del Estado español durante este fin de semana, protagonizando las mayores movilizaciones por Palestina desde el inicio de la ofensiva genocida israelí sobre la Franja de Gaza en 2023. Las protestas, convocadas en más de 70 ciudades por la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina (RESCOP) y organizaciones propalestinas locales recibieron un seguimiento histórico por parte de la población.

En Madrid, la manifestación colapsó el centro con una participación estimada en 400.000 asistentes según organizadores, clamando por el fin inmediato del comercio de armas con el Estado de Israel, la ruptura total de relaciones con la entidad genocida y la liberación de los voluntarios españoles detenidos en la Global Sumud Flotilla, entre otros puntos.

En Barcelona, aldedor de 300.000 personas según los organizadores, exigieron el cese de la ofensiva y la liberación de la flotilla, replicándose acampadas y acciones de apoyo. Se registraron cargas, heridos y al menos dos detenidos en Plaça Catalunya, cuando los mossos intentaron dispersar la manifestación que subía por las Ramblas, señalando la complicidad con el genocidio de diferentes empresas.

En otras ciudades como València, Las Palmas, Málaga, Iruñea, Granada, Murcia, Sevilla o Compostela, decenas de miles más también se unieron a las protestas. Entre las reivindicaciones más repetidas en diferentes capitales del Estado destacaron la ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales con el Estado de Israel y la implementación de un embargo total de armas. Sin embargo, en Iruñea el mensaje adoptó un cariz más contundente y radical: 50.000 personas se manifestaron en favor de la resistencia palestina y la disolución del Estado de Israel.

Manifestación en favor de la resistencia palestina y por la disolución del Estado de Israel.

Todas estas movilizaciones coinciden con la hipotética pausa de la ofensiva genocida sobre la Franja de Gaza tras nuevas negociaciones sobre el intercambio de prisioneros, pero las organizaciones convocantes insisten en que las acciones emprendidas son insuficientes y llaman a redoblar la presión contra el Gobierno español hasta lograr medidas concretas y reales para Palestina.

Este movimiento de masas, iniciado con las recientes huelgas estudiantiles, apunta a sostener la ola de solidaridad y protesta a lo largo de octubre, donde algunos actores empiezan a señalar el inmovilismo de las cúpulas sindicales de CC.OO. y UGT por negarse a convocar una huelga general, como hicieron el CGIL y la Unione Sindicale di Base.