La organización Hogar Sí presentó el 7 de octubre el informe Radiografía social del sinhogarismo en España: percepciones, realidades y retos, elaborado a partir de una encuesta realizada por 40dB. Los resultados extrapolados a la población total, de 47,4 millones, indican que el 10,1% —equivalente a 4,1 millones de personas— ha dormido alguna vez en la calle por dificultades económicas. Asimismo, el 8,1% (3,3 millones) ha utilizado alojamientos de emergencia en alguna ocasión, y el 22,1% (9,2 millones) ha recurrido a dormir en casas de familiares o amigos por motivos similares. Estos datos subrayan la cercanía del sinhogarismo a la experiencia cotidiana de la población, con un 74,5% de encuestados percibiendo un aumento del fenómeno en la última década, atribuido principalmente a la crisis de acceso a la vivienda.

Las emociones predominantes ante esta realidad incluyen tristeza (64,6%), indignación (35,1%) e impotencia (34,7%), mientras que solo el 2,1% expresa indiferencia. En cuanto a medidas de intervención, solo el 6,4% apoya sancionar a las personas sin hogar, y un tercio muestra un acuerdo parcial con multas por uso de espacios públicos para dormir o asearse. Por el contrario, el 80% considera que el problema "debe abordarse con recursos públicos", y un porcentaje similar aboga por "incrementar fondos en programas de vivienda asequible". El modelo tradicional de atención, centrado en albergues y centros colectivos, es percibido como agotado por el 73,6% de los encuestados, quienes argumentan que no resuelve las causas estructurales.  

Los desahucios, un factor crítico en el aumento del sinhogarismo, agravan esta problemática, según el informe de Hogar Sí. Las dificultades de acceso a una vivienda asequible, con un aumento del 40% en los alquileres entre 2015 y 2023 según Idealista, empuja a muchas personas hacia situaciones de exclusión residencial, como el sinhogarismo oculto (dormir en casas de conocidos) o directo (en la calle).