En una ciudad donde el ocio se concentra casi por completo en el consumo y la hostelería —Albacete está entre las 20 localidades del Estado con más bares por habitante—, las alternativas culturales suelen depender del Ayuntamiento, que propone una agenda desconectada de las problemáticas reales de la juventud trabajadora. Mientras tanto, el precio del alquiler no deja de subir y la presencia de elementos reaccionarios crece en las calles, visibles en pintadas, discursos y agresiones. Este nuevo Centro Social nace en un contexto marcado por el empobrecimiento que amenaza a la juventud albaceteña y española en general. La Coordinadora Juvenil Socialista señala que La Hilandera será un “refugio para la juventud trabajadora” que busca construir espacios de lucha frente a la exclusión y la falta de espacios propios de participación política.

A la vez, la actividad política y social de los colectivos locales se ve frenada por la falta de espacios públicos y las barreras burocráticas que buscan mantener a raya cualquier forma de organización independiente. Estas “alternativas oficiales” ya no atraen a la juventud: solo sirven para lavar la imagen institucional mientras la ciudad se despolitiza cada vez más.

Frente a esta situación, La Hilandera nace como una respuesta colectiva a una necesidad ampliamente sentida: contar con un espacio propio, abierto y autogestionado, donde reunirse y organizarse. El objetivo es claro: convertirse en una herramienta útil para cualquier persona o colectivo que busque transformar la realidad.

La jornada inaugural incluirá una pinchada de DJ Ataskaburras, una comida popular y una proyección de cortos sobre Palestina. La Hilandera quiere ser un punto de partida: un lugar donde la juventud trabajadora vuelva a encontrarse, a organizarse de forma independiente y a romper el aislamiento.