Tensiones comerciales entre EE.UU. y China por tierras raras reavivan incertidumbre
El endurecimiento de Pekín sobre la exportación de tierras raras provoca temor en EE.UU., que ofrece suspender aranceles a cambio de "flexibilidad"; mercados y estados reaccionan con cautela.

La renovada escalada en la disputa comercial entre los Estados Unidos de América y la República Popular China ha alcanzado un nuevo cénit con las recientes limitaciones impuestas por las autoridades de Pekín sobre minerales estratégicos conocidos como tierras raras, materias primas indispensables para sectores desde para componentes de microelectrónica. Estas medidas exigen que cualquier producto extranjero con al menos un 0,1% de tierras raras chinas obtenga licencia de exportación, impidiendo que sea usado para fines militares o de "doble uso", lo que, según analistas citados por The New York Times, representa una amenaza de primer orden para EE.UU., dada a su dependencia hacia estos suministros.
Este recrudecimiento del pulso comercial llega tras años de tensiones arancelarias donde Washington impuso restricciones tecnológicas que China ha respondido con un amplio sistema de control de exportaciones allí donde más duele a Washington, buscando mantener su poder en la cadena internacional de suministro y afrontar las políticas de Trump, que amenazó con elevar aranceles hasta un 145%. En una rueda de prensa, el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, ofreció "desescalar" el conflicto y propuso cancelar la subida de aranceles si Pekín flexibiliza sus controles, a la espera de que la gira de Trump por Asia y la próxima cumbre de APEC faciliten una tregua.
Mientras las negociaciones prosiguen, los inversores se muestran inquietos en la mayoría de mercados del mundo: el oro alcanzó récords recientes como activo refugio, el petróleo Brent sufrió caídas, y las bolsas europeas y estadounidenses oscilan entre ganancias moderadas y pérdidas ante la incertidumbre sobre el desenlace. El representante comercial Jamieson Greer expresó dudas sobre la implementación del plan chino, que podría afectar también su propia capacidad exportadora, al tiempo Bessent insiste en que EE.UU. y sus aliados darán una respuesta "conjunta y contundente".
La situación muestra una pronunciada interdependencia tensa entre ambas potencias, donde la pugna se desarrolla en todos los frentes, no solo en el plano comercial. Ambas potencias mundiales pugnan por controlar tecnologías clave para el futuro de la economía y la fuerza militar, determinando la orientación de la economía de todo el globo a corto y medio plazo.