De los 116.000 millones de dólares que las principales potencias capitalistas afirmaron haber movilizado para financiación climática en 2022, la cuantía real de la "ayuda", una vez descontada la sobrevaloración y el componente de préstamo, fue de apenas entre 28.000 y 35.000 millones. Esta es la conclusión que se puede extraer fehacientemente del Climate Finance Shadow Report 2025, publicado por Oxfam y CARE, que denuncia cómo la "ayuda" climática se ha convertido en una oportunidad redonda de negocio para el imperialismo a costa de endeudar a los países del Sur Global.

El informe subraya que el mecanismo de lucro por parte de las potencias dominantes es el uso masivo de préstamos en lugar de subvenciones. Entre 2021 y 2022, dos tercios (66 %) de la financiación pública para el clima se canalizaron a través de préstamos, muchos de ellos con tipos de interés de mercado. Solo en 2022, se concedieron 62.100 millones de dólares en préstamos climáticos que, según las estimaciones del informe, generarán reembolsos de hasta 88.400 millones, creando un enorme margen de beneficio para los países acreedores. Entre las naciones que más recurren a esta práctica se encuentran Francia, Japón, Italia, España y Alemania.

Esta "especulación climática" agrava la crisis de deuda y desvía la atención de las áreas más urgentes. La financiación para la adaptación a los impactos climáticos, una prioridad impuesta a los países en desarrollo, que solo recibió alrededor de un tercio del total de fondos públicos. En 2022, la cifra ascendió a 31.300 millones de dólares, pero el informe advierte que los recortes previstos en la "ayuda al desarrollo" podrían hacerla caer a 26.000 millones en 2025, incumpliendo la promesa de duplicarla.

Todo esto significa que se está obligando a los países menos contaminantes a endeudarse para poder adaptarse a los devastadores efectos del cambio climático, como la subida del nivel del mar o las sequías extremas.

Aún más alarmante es la financiación para pérdidas y daños, destinada a la recuperación tras desastres climáticos, que se estima en apenas un 1 % del total de la financiación bilateral en 2022. Es especialmente flagrante el caso de las naciones más vulnerables, ya que, empleando la terminología del informe, los Países Menos Adelantados (PMA) y los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) recibieron la mitad de su financiación climática en forma de préstamos. En resumidas cuentas, todo esto significa que se está obligando a los países menos contaminantes a endeudarse para poder adaptarse a los devastadores efectos del cambio climático, como la subida del nivel del mar o las sequías extremas.

Además, el informe subraya que esta financiación climática no es "nueva y adicional", como se había prometido. Al contrario, aproximadamente una cuarta parte de los presupuestos de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) se está reetiquetando como financiación climática, desviando fondos de sectores como la sanidad o la educación. 

Aproximadamente una cuarta parte de los presupuestos de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) se está reetiquetando como financiación climática, desviando fondos de sectores como la sanidad o la educación.