Absuelto el guardia urbano que disparó a una persona sin hogar en Barcelona
La Audiencia de Barcelona absuelve al agente por "falta de acusación formal", después de negarle a la fundación Arrels ejercerla, por "no tener permiso de la víctima", desaparecida desde hace cinco años.

El guardia urbano de Barcelona acusado de disparar a un hombre sin hogar en el paseo de Sant Joan en 2020 ha sido absuelto por la Audiencia de Barcelona. Los magistrados argumentan que la causa "carecía de acusación formal", después de que la fundación Arrels, sustituta de la víctima en la acusación popular, fuera expulsada del proceso por no contar con una autorización “expresa” del afectado. Y es que Arrels representaba a la víctima, Marjan, porque tras su paso por el hospital, en 2020, se encuentra en paradero desconocido. Así, el tribunal y la Guardia Urbana se han servido de una artimaña burocrática para evitar asumir responsabilidades.
Marjan, de apellido desconocido y 47 años, nacido en Bosnia y con pasaporte húngaro, había sobrevivido durante años en distintas ciudades europeas. Tras el disparo policial, pasó cuatro meses hospitalizado y estuvo a punto de perder la vida. En su única declaración pública, describió la escena como una confusión aterradora: “Oí ‘bang bang’ y sentí un dolor terrible”. Desde entonces, desapareció del contacto institucional. En aquel momento, se le imputó por "atentado a la autoridad", pero el juicio no llegó a celebrarse.
La decisión judicial ha generado indignación entre las entidades sociales. La abogada de Arrels, Eva Hobeich, ha lamentado que el tribunal cierre el caso sin analizar si existió un componente de odio hacia las personas sin hogar. “Es una interpretación restrictiva, contraria a los derechos fundamentales”, señaló, recordando que las personas en situación de sinhogarismo carecen de medios básicos, como domicilio o teléfono, para relacionarse con la administración de justicia. La asociación ha recurrido la decisión.
Mientras tanto, en Barcelona más de 1.200 personas viven en la calle según datos recientes de Arrels. Cada año aumenta los ataques policiales contra quienes duermen al raso, muchos con problemas de salud mental o en situación administrativa precaria. Casos como el de Marjan reflejan la fragilidad extrema de este colectivo, atrapado entre la desprotección social y el blindaje jurídico de las fuerzas represoras.