El Parlamento israelí (Knesset) daba este martes su aprobación preliminar a un proyecto de ley que busca imponer "la soberanía de Israel" sobre Cisjordania, en lo que supondría una anexión formal del territorio palestino ocupado. La votación, aprobada por margen de 25 votos a favor y 24 en contra, contó con la aparente oposición del primer ministro Benjamin Netanyahu y de la mayoría de su partido, el Likud, aunque uno de sus diputados, Yuli Edelstein, curiosamente, rompió la disciplina de voto y apoyó la iniciativa.

El proyecto fue presentado por Avi Maoz, líder del partido de extrema derecha Noam, que no forma parte del gobierno. En su texto, se declara la intención de aplicar las leyes israelíes en “las áreas de Judea y Samaria”, el término oficial que la entidad sionista emplea para referirse a Cisjordania. Maoz justificó la medida afirmando que “Dios entregó al pueblo de Israel la Tierra de Israel” y que la anexión corrige “una injusticia largamente postergada”. La propuesta contó también con el respaldo de los ministros de extrema derecha Itamar Ben-Gvir (Poder Judío) y Bezalel Smotrich (Sionismo Religioso).

La aprobación de este proyecto contradice abiertamente los compromisos adquiridos por Netanyahu en el plan de 20 puntos firmado con el presidente estadounidense Donald Trump hace un mes para "poner fin a la guerra". Washington expresó su rechazo verbal inmediato: el secretario de Estado, Marco Rubio, declaró que el paso “amenaza el proceso de paz” y que la Casa Blanca “no apoyará ninguna forma de anexión”. A su vez, el Ministerio de Exteriores de la Autoridad Nacional Palestina, junto con Qatar, Jordania y Arabia Saudí, "condenaron" la votación y la calificaron como una “violación flagrante del derecho internacional” y de las resoluciones de Naciones Unidas, unas normas que nadie parecer querer hacer cumplir cuando Israel las viola sistemáticamente.

De aprobarse en las tres votaciones restantes, la ley supondría el fin de facto de cualquier posibilidad de un Estado palestino, según recuerdan organizaciones internacionales. Además, la colonización de Cisjordania es un hecho consumado: más de 700.000 colonos sionistas viven ya en asentamientos ilegales en Cisjordania y Jerusalén Este, donde se extiende su control territorial y militar. En 2024, el tribunal principal de la ONU determinó que la ocupación israelí de los territorios palestinos de Cisjordania es ilegal y exigió su retirada inmediata, una sentencia que el gobierno de Netanyahu ha ignorado sistemáticamente y que no ha recibido ninguna sanción real por parte de la llamada "comunidad internacional".

La falsedad de "la solución de dos estados", al descubierto

Esta nueva ofensiva legislativa sionista deja en evidencia a los actores internacionales que insisten retóricamente en la “solución de los dos Estados” mientras guardan silencio o evitan tomar medidas decididas y contundentes ante una anexión que la hace imposible. En Cisjordania, donde la resistencia palestina es principalmente civil y no armada, esos mismos gobiernos y organizaciones “pacifistas” no ejercen presión alguna, lo que revela una complicidad tácita con los planes de colonización total de Palestina y una falta de compromiso real con su legítima resistencia y aspiraciones nacionales.