Al menos 20 personas han sido arrestadas en Garoua, en el norte de Camerún, en relación con las protestas posteriores a las elecciones presidenciales del 12 de octubre, de acuerdo con los reportes del Ministro de Administración Territorial, Paul Atanga Nji, sin precisar fechas exactas de los arrestos. Los detenidos enfrentan cargos de “insurrección e incitación a la rebelión” ante tribunales militares, mientras otros represaliados han sido trasladados a Yaundé para investigaciones adicionales, informa AP.

El opositor Issa Tchiroma Bakary, que proclamó victoria basada en resultados de 18 unidades administrativas que representan el 80% del electorado, denunció irregularidades y pidió al régimen de Paul Biya, de 92 años, que reconozca los resultados. Organizaciones políticas camerunesas, la oposición e incluso la Conferencia Episcopal Nacional de Camerún reportaron “numerosas irregularidades”, incluyendo traslados sospechosos de mesas de votación, listas electorales desactualizadas y desigualdad en la distribución de papeletas. Las manifestaciones se han extendido a ciudades como Douala, Dschang, Bafoussam y Kousserie, siendo reprimidas por la policía con gases lacrimógenos y balas de goma.

El Consejo Constitucional, bajo el control de los leales a Biya, ha rechazado todas las impugnaciones a los resultados, allanando el camino para el anuncio oficial, esperado para el 27 de octubre, en principio. Mientras tanto, observadores internacionales señalan restricciones significativas del acceso a internet en varias regiones, atribuidas oficialmente a un corte de cable submarino, pero vistas como un intento de limitar la difusión de información sobre las protestas. Analistas y periodistas advierten que la combinación de elecciones cuestionadas, despliegue de tropas y conflictos previos en regiones anglófonas son síntomas de creciente inestabilidad.

La situación Camerún se agrava por décadas de concentración de poder y represión sanguinaria bajo el puño de hierro de Paul Biya, títere del imperialismo francés, unido a conflictos étnicos en el oeste y ataques de los mercenarios de Boko Haram en el norte del país. La oposición reclama recuento transparente, anulación de votos fraudulentos y reformas electorales, mientras que el gobierno acusa a Tchiroma de "conspiración", y censura la publicación de "resultados no oficiales" en las redes sociales.