Las ganancias capitalistas vuelven a imponerse inevitablemente sobre el medio ambiente. Los datos de la primera mitad de 2025 en los Estados Unidos de América ilustran esta dinámica: la inversión en equipos de procesamiento de información y software (principalmente los conocidos como "data centers") fue responsable del 92% del crecimiento del PIB del país durante ese período. De hecho, un cálculo de Jaso Furman (ex director del consejo nacional de economía de Estados Unidos y profesor de Harvard) que excluye las categorías relacionadas con la tecnología, sitúa el crecimiento anualizado del PIB de EE. UU. en solo un 0.1%, dejando patente la dependencia de los países imperialistas a este tipo de industrias 

Esta expansión económica está impulsada por inversiones de capital sin precedentes. Según estudios de McKingsey & Company, a nivel mundial, se prevé un gasto de aproximadamente 6.7 billones de dólares en infraestructura de centros de datos entre 2025 y 2030, en los que Estados Unidos absorberá más del 40% de esta inversión global y el resto prácticamente se lo repartirán entre Europa y China. Los gigantes tecnológicos (hyperscalers) ya están gastando a un ritmo de casi 400 mil millones de dólares anuales en centros de datos e infraestructura relacionada, en un esfuerzo por satisfacer una demanda global que se espera que se triplique para 2030.

Se prevé un gasto de aproximadamente 6.7 billones de dólares en infraestructura de centros de datos entre 2025 y 2030

Aun así, todo ese desarrollo se traduce en un incremento desproporcionado de necesidad de recursos energéticos e hídricos, en un momento en el que todos los expertos dicen que la situación ya es insostenible. En Estados Unidos, según Net Zero Insights, las proyecciones muestran un aumento drástico en el consumo de electricidad de los centros de datos, pasando de 147 teravatios-hora (TWh) en 2023 a 606 TWh para 2030. Este salto significa que la participación de los centros de datos en la demanda total de electricidad de EE. UU. aumentará del 3.7% en 2023 al 11.7% en 2030. Para poner esta cifra en perspectiva, se espera que para finales de la década el sector consuma más electricidad en EE. UU. que la producción de aluminio, acero, cemento, productos químicos y todos los demás bienes de uso intensivo de energía combinados.

A nivel mundial, el panorama es similar, impulsado en gran medida por la inteligencia artificial. En 2022, los centros de datos representaban entre el 1% y el 1.3% del consumo eléctrico mundial. Sin embargo, el Electric Power Research Institute proyecta que solo la demanda de electricidad de los centros de datos optimizados para IA se cuadruplique para 2030, alcanzando los 945 TWh. Esta cifra proyectada supera el consumo actual de electricidad de Japón (actualmente la quinta economía del mundo).

La demanda de electricidad de los centros de datos optimizados para IA podría cuadruplicarse para 2030, alcanzando los 945 TWh. Esta cifra proyectada supera el consumo actual de electricidad de Japón

Este aumento de la demanda eléctrica tiene un impacto directo en las emisiones de gases de efecto invernadero. Un estudio de Naciones Unidas de 2,132 centros de datos operativos en Estados Unidos (entre septiembre de 2023 y agosto de 2024) encontró que ya representaban más del 4% del consumo total de electricidad del país. Críticamente, más de la mitad de esa electricidad fue obtenida de combustibles fósiles. Esta actividad contribuyó con más de 105 millones de toneladas de emisiones de CO2e, lo que equivale al 2.18% del total de las emisiones de EE. UU. en 2023. Además, son varias las organizaciones que reportan faltas de transparencia en este aspecto, tanto que The Guardian reportó que las emisiones causadas por la construcción de los centros de datos de Google, Meta, Apple y Microsoft entre 2020 y 2022 fueron en realidad un 662% mayores a lo declarado.

Además de la energía, el consumo de agua dulce presenta un desafío paralelo. El Environmental and Energy Study Institute estima que el consumo de agua relacionado con los centros de datos en EE. UU. aumente un 170% para 2030. La demanda de IA por sí sola podría requerir hasta 6.6 mil millones de metros cúbicos de agua dulce al año para 2027, aproximadamente la mitad del uso anual del Reino Unido. A esto se suma la generación de residuos electrónicos, ya que los ciclos de actualización de los centros de alto rendimiento provocan que los servidores, baterías y equipos de red se reemplacen con frecuencia, a menudo cada 3 a 5 años.