La Policía prohíbe la canción 'No hay tregua' en el Sadar
Osasuna confirma la orden de retirar la canción de Barricada por “proclamas” de la afición, en una decisión que revive la censura y coincide con el aniversario de la muerte de Franco.
La dirección de Osasuna confirmó este domingo que la Policía Nacional española ha vetado la reproducción de No hay tregua, de Barricada, en El Sadar. El directivo José Andrés Burguete explicó durante la Asamblea del club que la orden procede del “coordinador de Policía, la máxima autoridad de seguridad en El Sadar”. Según Burguete —citado por Naiz y Ahotsa.info— la orden policial se justificó alegando que, “aunque no de manera mayoritaria”, se escuchaban “proclamas” por las que el club “podría ser sancionado gravemente”. El directivo, que ha decidido acatar la orden, remarcó que “no ha sido por Osasuna, sino por iniciativa directa de la Policía”.
La decisión ha puesto fin a una tradición de años. El tema, compuesto por el histórico grupo navarro, sonaba siempre al inicio de las segundas partes de los partidos, convirtiéndose en un himno extraoficial de la afición rojilla. La directiva reconoció que la canción fue sustituida sin previo aviso la temporada pasada por En blanco y negro, también de Barricada, que sí ha superado la censura policial. De todas formas, No hay tregua continúa resonando a pleno pulmón desde Graderío Sur, donde se ubica Indar Gorri.
El veto coincide con el 20N, fecha del aniversario de la muerte del dictador fascista Francisco Franco, lo que aviva las injerencias policiales en materia cultural y sobre la libertad de expresión. El propio grupo Barricada ya sufrió la censura, cuando su discográfica prohibió temas como Bahía de Pasaia —sobre las ejecuciones extrajudiciales de 1984 de varios miembros de los Comandos Autónomos— o En nombre de Dios. Pese a ello, ambas canciones, como No hay tregua, acabaron convirtiéndose en himnos populares reivindicativos.
Burguete insistió en que Osasuna es “uno de los clubes más sancionados por temas extradeportivos” y que lo que habría llevado al club a acatar la orden policial sería "el temor a nuevas sanciones". La medida ha reavivado el debate los ataques a la libertad de expresión en los estadios, especialmente cuando provienen directamente desde los cuerpos policiales y no de resoluciones judiciales.