En medio de la negociación sobre la composición de la próxima Comisión Europea, el Partido Socialista Europeo (PSE) y, en particular, el PSOE, están a punto de aceptar como socios a dos miembros de la extrema derecha, Raffaele Fitto y Olivér Várhelyi, a cambio de que el italiano y el húngaro acepten a Teresa Ribera.
Fitto, propuesto por la primera ministra italiana Giorgia Meloni para la vicepresidencia y la comisaría de Cohesión y Reformas, intenta desvincularse de la extrema derecha, pero su vinculación con Meloni y el grupo Conservadores y Reformistas sigue siendo un punto conflictivo. Por otro lado, Várhelyi, cercano al presidente húngaro Viktor Orbán, se enfrenta a aún mayores dificultades debido a su actitud polémica y sus posturas políticas. El comisario de Vecindad y Ampliación en la legislatura pasada es conocido por sus declaraciones agresivas, como cuando llamó “idiotas” a los eurodiputados, y por sus simpatías con Rusia, lo que genera desconfianza en el Parlamento Europeo. Además, ha sido cuestionado por su postura sobre los derechos reproductivos de las mujeres, lo que ha incrementado las dudas sobre su idoneidad para un cargo de responsabilidad en la Comisión.
El debate sobre estos candidatos muestra profundas divisiones políticas en Bruselas, donde el auge de la extrema derecha está marcando el rumbo de las negociaciones. En este contexto, el partido europeo Patriotas por Europa, presidido por Santiago Abascal, se consolida como una fuerza clave en el Parlamento, aglutinando a 86 diputados de 11 países. Este grupo, considerado el tercero más grande de la Eurocámara, tiene la capacidad de influir decisivamente en la votación de la nueva Comisión Europea, lo que podría alterar el equilibrio de poder dentro de las instituciones comunitarias.