La compañía sueca Northvolt, considerada una de las principales apuestas para la fabricación de baterías en Europa, ha solicitado formalmente la quiebra en Estados Unidos, enfrentando una grave crisis financiera. La solicitud se llega en un momento de dificultades económicas, que a su vez vienen de la debilidad estructural del mercado de vehículos eléctricos europeo frente al asiático. Este proceso trae cancelaciones de pedidos millonarios. Además, los accidentes laborales que se sufren los trabajadores de la empresa ha terminado salpicando su imagen pública.
La solicitud de quiebra bajo el Capítulo 11 de la ley estadounidense permitirá a Northvolt “reestructurar su deuda” y continuar sus operaciones, mientras “ajusta” el tamaño de su negocio a las nuevas condiciones del mercado; es decir, mientras despide a miles de trabajadores.
Northvolt fue fundada con el objetivo de competir con la dominancia de China en la industria de baterías, contando con el respaldo de grandes actores del motor como Volkswagen, que también se encuentran en horas bajas. A pesar de estas alianzas y de sus ambiciosos planes, la compañía ha enfrentado pérdidas significativas. En 2023, la empresa triplicó sus pérdidas con un resultado negativo de 1.000 millones de euros. En un intento por estabilizarse, Northvolt despidió a 1.600 empleados en septiembre, pero ni eso logró frenar la caída de sus finanzas. Con la petición de quiebra, la empresa buscará acceder a nuevas fuentes de financiamiento, que incluyen 145 millones de dólares en efectivo y 100 millones adicionales de uno de sus clientes clave, con lo que intentará sacar a flote sus plantas y cumplir con las obligaciones laborales y con proveedores.
A pesar de la solicitud de quiebra, las plantas de Northvolt en Suecia, incluida la gigafactoría Northvolt Ett de Skellefteå, seguirán operando por el momneto. La empresa asegura que, al igual que otras compañías que han recurrido al Capítulo 11,” continuará con sus entregas y operaciones mientras reorganiza sus finanzas”. Sin embargo, la situación resalta las dificultades de una industria estratégica que enfrenta desafíos financieros significativos. A lo largo de las últimas semanas, Northvolt intentó sin éxito un rescate de 300 millones de dólares con el respaldo de varios de sus accionistas y clientes.