La debilidad económica de la eurozona arrastra al euro y alimenta expectativas de rebajas de tipos

La contracción de la actividad empresarial, sumada al debilitamiento de Alemania y las tensiones arancelarias con EEUU, sitúa al euro en mínimos de un año y aviva la presión sobre el BCE para recortar tipos.

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo.
Foto: BCE

La economía de la eurozona está pasando por un momento complicado, y esto está afectando la fuerza de su moneda, el euro. En su intervención reciente en la Euro Finance Week, el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, destacó los desafíos que enfrenta la región y la necesidad de “reforzar la estabilidad financiera mientras la moneda común, el euro, sigue perdiendo valor frente al dólar”. Actualmente, el euro se encuentra por debajo de los 1,05 dólares, su nivel más bajo desde 2022.

Los economistas explican que este descenso se debe a varios problemas, como la caída del sector servicios, que es una parte clave de la actividad económica, y a la mala situación de Alemania, que es la economía más importante de Europa y que en los últimos meses no ha crecido como se esperaba; todo ello a la espera de cierres de importantes plantas de automoción en el país germano.

También hay preocupación por los posibles aranceles que Estados Unidos podría imponer a los productos europeos, lo que podría dañar aún más las exportaciones. Todo esto ha llevado a muchos expertos a pensar que el Banco Central Europeo (BCE), que es la institución encargada de manejar la política monetaria en Europa, se verá obligado a reducir los tipos de interés para sacar la economía a flote.

En general, de Guindos identifica tres grandes riesgos que afectan a la estabilidad financiera de la eurozona: por un lado están las las vulnerabilidades en los mercados financieros, los mercados siguen siendo sensibles a ajustes bruscos. Por ejemplo, se prevé que el auge de las empresas de tecnología, especialmente en Estados Unidos, podría llevar a una burbuja que, si estalla, tendría repercusiones globales. Los denominados “riesgos soberanos” ocupan el segundo lugar, es decir, aunque las deudas públicas se han reducido desde los picos de la pandemia, muchos países todavía tienen niveles elevados. Esto limita su capacidad para responder a imprevistos económicos y afrontar desafíos estructurales como el cambio climático o la digitalización. Y por último estarían los riesgos crediticios: aunque los tipos de interés altos que han mantenido hasta ahora no han llevado a un hundimiento generalizado a las empresas y hogares, el BCE cree que “están mostrando signos de estrés”. El aumento de las quiebras empresariales y las dificultades de los hogares con hipotecas variables son señales de alerta, especialmente en un contexto de crecimiento débil y menor actividad en el mercado laboral.

    ¿Por qué importa la bajada de tipos de interés?

    Reducir los tipos de interés significa que pedir dinero prestado, como para una hipoteca o un préstamo, sería más barato. Esto podría animar a las personas y las empresas a gastar e invertir más, impulsando así “la economía”. Sin embargo, esto también tiene riesgos, ya que un euro más débil hace que comprar productos de otros países, como petróleo o alimentos, sea más caro, lo que podría aumentar los precios para los consumidores.

    Los líderes del BCE ya están señalando que podrían tomar medidas más agresivas en las próximas reuniones para enfrentar la situación. Algunos analistas creen que podríamos ver varias reducciones de los tipos de interés en lo que queda del 2024 y a lo largo de 2025.

    Un equilibrio complicado

    Por otro lado, el BCE tiene que enfrentarse a otras dificultades en Europa, como la ruptura de la coalición de gobierno en Alemania y las tensiones internacionales con Rusia. Todo esto está complicando aún más la situación, pero el objetivo parece ser claro: priorizar el crecimiento económico, incluso si eso significa tomar decisiones que podrían causar otros problemas a corto plazo.