El gobierno de Estados Unidos ha transferido otros 20.000 millones de dólares a Ucrania, utilizando las ganancias provenientes de los activos rusos confiscados en el marco de la guerra, según reporta la BBC. Este aporte constituye una parte significativa de los 50.000 millones de dólares acordados por los países del bloque del G7 en junio. La Secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, afirmó que financiar la ayuda a través de estos activos congelados obliga a Rusia “a asumir los costos de su guerra ilegal, en lugar de los contribuyentes”. La transferencia se produce a pocas semanas de que Joe Biden sea reemplazado por Donald Trump, quien ha señalado que “su objetivo es poner fin al conflicto en Ucrania rápidamente” y ha cuestionado la efectividad del apoyo económico a Kiev.
El dinero, transferido al fondo del Banco Mundial, estará disponible para Ucrania, pero no podrá utilizarse para fines militares, según el Tesoro de Estados Unidos. Inicialmente, la administración de Biden había planteado destinar la mitad de estos fondos a la ayuda militar, pero este plan se encontró con el rechazo del Congreso. Tras meses de disputas políticas, en abril se aprobó una ayuda militar de 61.000 millones de dólares para Ucrania. Sin embargo, los 20.000 millones de dólares restantes se destinarán a “apoyo crítico” para Ucrania mientras se defiende de la invasión rusa, como indicó Yellen, y tienen como objetivo “garantizar la continuidad de los servicios de emergencia y hospitales”, esenciales para Kiev.
Este acuerdo se produce en un momento clave para las fuerzas de Ucrania, que han perdido terreno recientemente en el este del país y en la región de Kursk, donde las tropas rusas han logrado avances significativos. El paquete de ayuda, que también incluye contribuciones de la Unión Europea, busca asegurar que Ucrania “tenga los recursos necesarios para sostener su lucha ante la ofensiva rusa”. Sin embargo, algunos expertos creen la continuación de este apoyo podría estar en riesgo con la llegada de la nueva administración estadounidense, que ha expresado dudas sobre la extensión de la asistencia financiera a Kiev.