Claves del discurso de Felipe VI

Centró su mensaje en la DANA y “la unidad” institucional, mientras omitió menciones a Palestina, Ucrania, el cambio climático y la violencia machista.

Felipe VI en su discurso navideño de 2024.

El discurso navideño de Felipe VI en 2024, emitido a las 21:00 del pasado día 24 de diciembre, dejó una narrativa que refuerza su papel como figura central del Estado español. Lo más destacado fue la llamada al “diálogo”, el “consenso” y la “serenidad” en la política, para “trabajar por el bien común”. Así, la Casa Real trato de producir una imagen del monarca como símbolo de “unidad y liderazgo” frente a la crisis de legitimidad democrática de la monarquía, en un contexto de luchas intestinas en el Estado y donde su papel es cada vez más cuestionado a nivel social.

Otro de los puntos más destacado del mensaje fue su enfoque sobre la inmigración, donde Felipe VI adoptó una retórica que comparte ciertas bases discursivas de la extrema derecha. Al advertir que las migraciones “pueden generar tensiones que afectan a la cohesión social”, el rey repitió argumentos que suelen emplear las fuerzas ultraderechistas, subrayando la necesidad de “integración, respeto a las normas”. Aunque mencionó la “dignidad humana”, sus palabras refuerzan una narrativa que se está extendiendo a nivel social: la inmigración como “fuente de problemas”. Así, el rey español se ha alejado del tono moderado que tradicionalmente ha caracterizado los discursos de la Corona.

A pesar de un año marcado por la DANA y sus trágicas consecuencias, el monarca no hizo referencia alguna al cambio climático, obviando uno de los mayores desafíos globales. Su mensaje se centró en criticar “la falta de coordinación administrativa” ante la catástrofe. Tampoco hubo referencias a los dos focos de conflicto principales del mundo: el genocidio en Palestina y la guerra en Ucrania, a pesar de que varios analistas vaticinaron que era posible algunos comentarios al respecto.

Reacciones

El mensaje del monarca ha generado respuestas diversas en el ámbito político. Recibió el apoyo del PSOE y el PP, que valoraron “su defensa del bien común y la solidaridad”, especialmente con los afectados por la DANA. Sin embargo, fue duramente criticado por Sumar y Podemos, que lo tildaron de “reaccionario” y de “adoptar marcos de la ultraderecha” al omitir temas como el cambio climático, la vivienda o los derechos sociales. Los partidos vascos y catalanes reprocharon “su visión centralista” y “su falta de reconocimiento de la diversidad nacional”, mientras que figuras como Junqueras y Turull desestimaron su “legitimidad” y “relevancia”.