En un encuentro en la Casa Blanca, el presidente estadounidense Donald Trump y el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu reafirmaron este martes su alianza con declaraciones que han generado alarma internacional. “La victoria de Israel será la victoria de Estados Unidos”, afirmó Netanyahu ante los medios, mientras Trump aseguró que su país “tomará el control de Gaza” y “liderará su reconstrucción”. Su plan contempla “la retirada de escombros y bombas sin detonar”, además de la reubicación de la población palestina en terceros países, una propuesta rechazada por naciones vecinas como Egipto y Jordania.
Netanyahu insistió en que el Estado de Israel debe “terminar el trabajo en Gaza”, en referencia a “la destrucción de Hamas y al establecimiento de un nuevo orden en el enclave”. Trump, por su parte, declaró que convertiría Gaza en la “Riviera de Oriente Medio” y que su administración no descarta “una posición de propiedad a largo plazo” sobre la zona. Sin embargo, organismos internacionales y defensores de derechos humanos han advertido que este plan no solo impediría la creación de un Estado palestino, sino que podría constituir una violación del derecho internacional, al forzar el desplazamiento de una población civil; otra más.
Arabia Saudí, aunque interesada en un acercamiento con el Estado de Israel, reiteró que no establecerá relaciones diplomáticas sin la creación de un Estado palestino. Mientras tanto, Trump aseguró que visitará Israel, Gaza y Arabia Saudí, aunque sin ofrecer fechas concretas. Su afirmación de que merece el Nobel de la Paz, un premio que nunca ha recibido, contrasta con el creciente escepticismo sobre su estrategia para la región y la viabilidad de su visión de “paz” basada en reubicaciones forzadas y control militar estadounidense.
Las declaraciones de Trump han sido duramente criticadas por Hamas. Sami Abu Zuhri, portavoz del Movimiento de Resistencia Islámica ha calificado como “ridículas y absurdas” las afirmaciones del mandatario estadounidense y advirtió que “cualquier idea de este tipo es capaz de incendiar la región”. La propuesta de Trump de expulsar a más de dos millones de palestinos fuera de Gaza ha generado el rechazo de varios países árabes, incluido la propia Arabia Saudí, que reafirmó su negativa a cualquier intento de desplazamiento forzado. Mientras tanto, un informe de la ONU estima que la limpieza de escombros en Gaza podría tardar más de dos décadas y costar más de mil millones de dólares, dejando en duda la viabilidad de los planes de reconstrucción de Trump.