El Estado de Israel ha desplegado tanques en la Cisjordania ocupada por primera vez en más de 20 años, en medio de una ofensiva en los campos de refugiados de Jenin, Tulkarem, Nur Shams y Far’a. Según el Ministerio de Asuntos Exteriores palestino, la operación ha provocado el desplazamiento forzado de más de 40.000 personas y representa una grave escalada en el conflicto colonial. El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, declaró que el ejército “mantendrá su presencia en la región durante al menos un año”, lo que ha generado fuertes críticas de la Autoridad Palestina, Hamas y de actores internacionales.
Hamas, por su parte, ha suspendido las negociaciones de tregua hasta que el Estado de Israel libere a 620 prisioneros palestinos que debían ser excarcelados el sábado, según declaró el líder del grupo, Mahmoud Mardawi. La decisión de los sionistas de posponer la liberación generó indignación entre cientos de familias palestinas que esperaban a sus seres queridos en Gaza y Cisjordania. “Es una violación flagrante del acuerdo de alto el fuego”, denunció un portavoz de Hamas.
La organización palestina también condenó la operación militar en Jenin y otras zonas del norte de Cisjordania, acusando al Estado de Israel de llevar a cabo una guerra de exterminio y llamando a una “respuesta unificada” de los palestinos contra los desplazamientos forzosos. En respuesta, el ejército israelí justificó su despliegue como parte de “operaciones antiterroristas necesarias” y aseguró que continuará su ofensiva mientras existan “amenazas de seguridad” en la región.
El Ministerio de Asuntos Exteriores palestino reiteró su llamamiento a la “comunidad internaciona” para que intervenga “de manera inmediata” y detenga “la agresión descontrolada de Israel”. Mientras tanto, la situación en Gaza sigue en punto muerto, con las conversaciones de alto el fuego suspendidas y un incremento de la violencia en Cisjordania que amenaza con una escalada aún mayor del conflicto.
