Más de 1.800 personas han sido detenidas en Turquía en el marco de las protestas por la detención del alcalde de Estambul, Ekrem İmamoğlu. Abogados y organizaciones políticas han denunciado agresiones físicas, detenciones arbitrarias y condiciones de reclusión inhumanas contra los manifestantes, incluyendo testimonios de abusos físicos y acoso a mujeres detenidas.
Según reportes del Colegio de Abogados de Estambul a la prensa internacional, los arrestados han sido golpeados, retenidos sin comunicación durante 48 horas y encerrados en celdas sin ventilación, aún afectados por los gases lacrimógenos. Testimonios recogidos por medios locales detallan casos de violencia policial, incluyendo golpes con cascos y detenciones indiscriminadas de personas que no participaban en las protestas.
El Ministerio de Justicia no ha respondido a las denuncias, mientras que el ministro del Interior, Ali Yerlikaya, ha defendido la actuación policial afirmando que “el orden público debe ser preservado”. Hasta el momento, al menos 260 personas permanecen en prisión preventiva y continúan los procesos judiciales contra los manifestantes.