El Gobierno francés ha anunciado este lunes la expulsión de 12 diplomáticos de la embajada de Argelia en París, como respuesta directa a una medida idéntica adoptada por Argel el pasado fin de semana. En un comunicado oficial, el Palacio del Elíseo ha calificado la decisión argelina de “injustificada e incomprensible”, y ha advertido de un “deterioro brutal de las relaciones bilaterales”.
El Estado francés ha llamado también a consultas a su embajador en Argel, Stéphane Romanet. Esta acción marca un nuevo episodio en el progresivo enfriamiento diplomático entre ambos países, que mantienen una complicada relación debido a cuestiones actuales y razones históricas coloniales. Entre ellos, el respaldo de Emmanuel Macron a la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, la condena en Argelia del escritor francoargelino Boualem Sansal y los desacuerdos en política migratoria.
La medida adoptada por Argelia se produjo tras la detención en territorio francés de tres ciudadanos argelinos, uno de ellos funcionario consular, acusados de haber participado en el secuestro del influencer Amir Boukhors, conocido por sus críticas al Gobierno argelino.
Las autoridades argelinas reaccionaron ordenando la salida de doce agentes diplomáticos franceses, lo que ha provocado la réplica francesa. Según declaraciones oficiales del Elíseo, la expulsión constituye “una violación de los usos diplomáticos habituales y afecta a la cooperación bilateral en materia de justicia y seguridad”.
El ministro del Interior francés, Bruno Retailleau, ha afirmado que Argelia “se niega a readmitir a sus nacionales con órdenes de expulsión” desde territorio francés, al tiempo que París ha indicado que revisará los acuerdos migratorios bilaterales establecidos en 1968, tras la victoria argelina en la Guerra de Liberación y su posterior independencia en 1962.