La retención en puertos chinos de imanes de alta potencia elaborados con tierras raras ha encendido las alarmas en Europa, especialmente en Alemania, donde expertos del sector automotriz estiman que la cadena de producción de coches eléctricos podría paralizarse “en no más de seis semanas” si no se restablecen los envíos.
Así lo recoge el medio especializado Xataka, en base a declaraciones de fuentes industriales y un reporte de The New York Times. Aunque la interrupción de la exportación de tierras raras ya se había anunciado, el bloqueo efectivo de componentes procesados marca una nueva fase en las restricciones impuestas por el gobierno de Xi Jinping.
Además de cortar el suministro de minerales como galio, germanio, escandio y disprosio, el gobierno chino ha restringido el acceso a tecnologías clave para el procesado de estos materiales, en los que mantiene una cuota de entre el 85 y el 90% a nivel mundial.
Según Xataka, esto afecta directamente a industrias altamente dependientes de estos insumos, como la fabricación de chips, telecomunicaciones, sistemas militares y, en particular, la producción de baterías y motores para vehículos eléctricos.
Esta concentración, a la par, aumenta el riesgo de conflagración bélica entre las principales potencias mundiales, que buscan controlar el acceso a estos minerales estratégicos. Europa, que no tiene reservas estratégicas significativas, enfrenta un margen de tiempo limitado para buscar soluciones.
“Muchas de estas organizaciones tienen reservas de imanes de alta potencia, pero posiblemente solo les permitirán subsistir unos pocos meses”, señala el reporte. Países como Australia, Vietnam o Brasil producen tierras raras, pero no cuentan con la infraestructura para procesarlas a gran escala, lo que refuerza la dependencia del sistema industrial global respecto a China.