El Estado Mayor israelí ha actualizado esta semana su balance de fuerzas y sitúa de nuevo en 40.000 el número de milicianos de Hamas desplegados en la Franja de Gaza, exactamente la misma estimación que manejaba antes del 7 de octubre de 2023.
Las fuentes, citadas por varios medios sionistas, añaden que la facción de la resistencia conserva “gran parte” de su estructura militar: una red de túneles que antes de la guerra superaba los 500 kilómetros y un arsenal de “miles” de cohetes de corto alcance aún operativo bajo la ciudad de Gaza y Khan Younis.
Las cifras llegan después de que, desde la ruptura unilateral de la tregua el 18 de marzo, la aviación y la artillería israelí hayan ejecutado 2.900 bombardeos sobre el enclave. Bajo la operación Carros de Gedeón, el plan militar aspira a controlar el 75% del territorio gazatí en un plazo de dos meses, mientras la población civil palestina sería forzosamente desplazada en tres áreas concretas —la capital, los campos de refugiados centrales y la estrecha franja costera de Al Mawasi—, zonas que, según recuerdan las organizaciones humanitarias, siguen recibiendo ataques.
El actual jefe del Estado Mayor, Eyal Zamir, difiere de la valoración que su predecesor Herzi Halevi hacía en marzo, cuando se daba a Hamas por “no operativo”. Ahora, en un cambio de narrativa de 180 grados, Zamir sostiene ahora que la organización “mantiene capacidad de coordinación interna”.
Esta visión coincide con la inteligencia estadounidense: en enero de 2025 Washington calculó que la principal facción de la Resistencia Palestina había reclutado entre 10.000 y 15.000 nuevos combatientes en los primeros 15 meses de guerra de exterminio sobre la Franja, una cifra casi idéntica a la de bajas estimadas en el mismo periodo; la mayoría de ellas de palestinos no combatientes.