La capacidad real de la OPEC+ (Organización de los Paises Exportadores de Petróleo) para cubrir una eventual interrupción total del petróleo iraní (3.3 millones de barriles diarios) alcanza máximos estimados en 3.5 millones bpd, según datos consolidados por Reuters, Rystad Energy y J.P. Morgan.
Esta equivalencia estadística dejaría el margen global de suministro en menos de 200,000 barriles diarios, superando el nivel crítico considerado por la Agencia Internacional de Energía (IEA). El cálculo expone que el colchón de seguridad petrolero mundial se reduce a la producción de solo dos países: Arabia Saudí (2.5 millones bpd disponibles) y Emiratos Árabes (1 millón bpd).
La brecha entre capacidad teórica y operativa revela vulnerabilidades estructurales. De los 4.5 millones bpd de recortes vigentes en la OPEP+, al menos 3.1 millones no son reactivables inmediatamente debido a inversiones post-COVID un 34% inferiores a las necesidades técnicas (según la IEA) y sanciones que redujeron en 1.8 millones bpd la capacidad de Rusia, Irán y Venezuela desde 2020.
Además, BNP Paribas confirma que siete de los trece miembros de la alianza operan al 98% de su capacidad efectiva actual, invalidando reservas declaradas en documentos oficiales.
Discrepancias técnicas cuestionan las cifras clave: mientras Emiratos reportó 2.9 millones bpd a la OPEP en abril, la IEA registró 3.3 millones bpd, evidenciando un margen de error del 13% y, por su lado, Rusia, solo podría aumentar 250,000 bpd en 90 días según las últimas estimaciones. Arabia Saudí, aunque dispone de la mayor reserva, no ha probado su capacidad máxima de 12 millones bpd desde abril de 2020, generando incertidumbre sobre su respuesta operativa inmediata.
Modelos de riesgo de Rystad Energy demuestran que cualquier escenario adicional anularía la compensación: el cierre del Estrecho de Ormuz (por donde circulan 18 millones bpd) supera en 514% la capacidad ociosa saudí-emiratí.
Proyecciones indican que este evento dispararía los precios ≥$20 por barril, confirmando que las reservas existentes no mitigan riesgos sistémicos. La capacidad compensatoria cubriría solo el 19% del flujo diario de Ormuz, dejando desprotegido el 15% del consumo global.