La República Islámica de Irán ha desarrollado en los últimos años una de las industrias de drones militares más avanzadas de la región y del mundo, con capacidad para fabricar localmente aeronaves no tripuladas de gran autonomía y potencia.
Entre sus últimos desarrollos destaca el dron Gaza, presentado por la Guardia Revolucionaria en enero de 2025, que puede portar hasta 13 bombas, tiene una autonomía de 35 horas y un radio operativo de 4.000 kilómetros, además de poder cargar hasta 500 kilogramos.
Otros modelos, como el Mohajer-6 y el Ababil-5, están equipados con misiles guiados por inteligencia artificial y se emplean tanto para reconocimiento como para ataques.
Además, estos modelos están siendo empleados tanto por sus propias fuerzas como por aliados en Oriente Medio y Rusia. El Shahed-136, conocido también como Geran-2 en servicio ruso, mide 3,5 metros de largo, tiene una envergadura de 2,5 metros y pesa alrededor de 200 kg. Está equipado con una ojiva explosiva de entre 30 y 50 kg y puede alcanzar velocidades superiores a 185 km/h. Su alcance operativo varía entre 1.000 y 2.500 kilómetros, permitiéndole atacar objetivos a larga distancia.
Este dron utiliza un motor de pistón MD-550 situado en la parte trasera y un sistema de navegación por GPS o GLONASS para dirigirse a coordenadas preprogramadas, aunque algunas variantes incluyen sensores para ataques a objetivos en movimiento y la posibilidad de control remoto mediante satélite.
El Shahed-136 es lanzado mediante cohetes auxiliares desde plataformas móviles, como camiones, lo que facilita ataques rápidos y complica la detección y respuesta enemiga. Su diseño de ala delta y materiales compuestos reducen la firma en radar, dificultando su intercepción.
Drones económicos
Otro de los factores clave del éxito del Shahed-136 es su bajo coste de producción. Diversas fuentes sitúan el precio unitario en torno a los 20.000 dólares, aunque acuerdos de exportación y producción bajo licencia, como los firmados con Rusia, han elevado el precio por unidad hasta los 193.000 dólares en compras masivas, con estimaciones de reducción a 48.800 dólares por unidad en líneas de ensamblaje localizadas.
Este coste es muy inferior al de los misiles y sistemas de defensa empleados para interceptarlos, como el IRIS-T (430.000 dólares por misil), lo que permite a Irán y sus aliados lanzar estos drones en oleadas para saturar las defensas enemigas y forzar un desgaste económico que es clave en términos estratégicos.
El Shahed-136 utiliza materiales ligeros y económicos, como papel endurecido con resina sintética, lo que reduce su firma en radar y facilita su producción en masa.
La capacidad de producción exacta de drones en Irán es secreta, pero informes sobre transferencias tecnológicas a Rusia indican que se han llegado a ensamblar localmente hasta 6.000 unidades del Shahed-136 solo en fábricas rusas.
Toda esta estrategia que combina de autonomía, capacidad de carga, facilidad de despliegue, bajo coste y producción a gran escala convierte a los drones iraníes en una herramienta estratégica para operaciones de largo alcance y ataques de saturación. Además, su exportación y ensamblaje en terceros países convierte a los drones iraníes en un elemento central de su proyección militar y de la guerra aérea avanzada, en el propio país y más allá.