El enfrentamiento entre el Estado de Israel y la República Islámica de Irán ha impactado de forma directa en los mercados energéticos y financieros globales. Tras los ataques israelíes unilaterales iniciados hace seis días contra infraestructuras militares y energéticas iraníes, el precio del barril de Brent subió un 7% y superó los 74 dólares, según datos de Reuters y Al Jazeera.
La tensión ha afectado instalaciones clave en ambos estados y ha reavivado el temor a un posible cierre del estrecho de Ormuz, por donde transita aproximadamente un tercio del petróleo transportado por mar en el mundo.
Precios del petróleo disparados
Goldman Sachs advierte que “un bloqueo de este paso estratégico podría disparar el precio del crudo por encima de los 100 dólares por barril”, aunque analistas como Allianz Global Investors consideran que, de producirse, “el impacto sería temporal gracias a la capacidad de respuesta de la OPEP”. Sin embargo, es previsible que el esfuerzo extraordinario que tendrían que realizar los países de este grupo para suplir el bloqueo iraní encarecería el crudo de sobremanera.
Bolsas inquietas
La volatilidad se ha trasladado a las bolsas internacionales, con caídas iniciales en los principales índices europeos y de Oriente Medio, mientras que las acciones de empresas militares y energía han subido ante el temor a una escalada. El oro, activo refugio, también ha registrado máximos cercanos a su récord histórico. La gran banca, por su parte, ha realizado inversiones clave en el sector petrolero en los meses anteriores a la actual escalada.
El conflicto ha obligado a cancelar y desviar vuelos en la región, con cierres de espacio aéreo en Irán, Irak y Jordania, lo que ha afectado a grandes aerolíneas y encarecido los costes logísticos y turísticos.
Posible inflación global
Además, el aumento del precio del crudo amenaza con trasladarse a la inflación global, especialmente en países importadores de energía, y limita el margen de maniobra de los bancos centrales para bajar tipos de interés.
La ministra de Finanzas de Indonesia, Sri Mulyani Indrawati, alertó que la escalada “puede afectar directamente las condiciones económicas a través de los precios de las materias primas, los tipos de cambio y los flujos de capital”, mientras que analistas de TS Lombard y Fitch Ratings subrayan que la persistencia del conflicto “podría ralentizar el crecimiento global y aumentar la presión sobre los presupuestos públicos de los países dependientes del petróleo importado”, según recoge Al Jazeera.
Aunque por ahora no se ha producido una interrupción total de los suministros, los mercados y gobiernos permanecen en alerta máxima ante el riesgo de que la guerra se extienda o afecte rutas comerciales clave.