Pakistán refuerza su peso estratégico entre EEUU, Irán y China en plena crisis regional

El acercamiento entre Trump y el jefe del ejército pakistaní impulsa a Islamabad como posible mediador o canal de apoyo militar chino a Irán.

El jefe del ejército de Pakistán, el mariscal de campo Asim Munir, en su visita oficial a Washington.
Foto: @PakistanFauj (X)

El jefe del ejército de Pakistán, el mariscal de campo Asim Munir, mantuvo una reunión inédita de más de dos horas con el presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, en la Casa Blanca, en un contexto de acercamiento tras años de relaciones marcadas por la desconfianza y la presión mutua.

Según el comunicado oficial del ejército pakistaní, que recoge Al Jazeera, ambos líderes abordaron la cooperación en áreas como desarrollo económico, inteligencia artificial, energía y tecnología, así como la necesidad de una “resolución pacífica” ante la escalada militar entre el Estado de Israel y la República Islámica de Irán.

Durante el encuentro, Munir ha agradecido a Trump “su papel en la mediación” entre India y Pakistán tras el reciente conflicto fronterizo, mientras que Trump destaca la colaboración de Islamabad en “la lucha contra el terrorismo”.

Pakistán, actor clave en la región

Sin embargo, el presidente estadounidense también subraya “la complejidad” del escenario actual, mencionando la guerra entre el Estado de Israel e Irán la posición de Pakistán como actor clave en la región.

Analistas citados por Al Jazeera subrayan que el restablecimiento de la relación con Washington será puesto a prueba por la presión estadounidense para que Islamabad adopte posturas alineadas con su política hacia Irán, así como por la profunda relación estratégica y militar que Pakistán mantiene con la República Popular China.

Pakistán se encuentra en una posición geopolítica delicada pero potencialmente decisiva. Por un lado, mantiene lazos diplomáticos con Estados Unidos, pero en la última década ha profundizado su cooperación militar y económica con China, de quien importa más del 80% de su armamento, incluidos aviones y misiles utilizados recientemente en el conflicto con India.

Esta circunstancia convierte a Islamabad en un posible intermediario privilegiado para el suministro de tecnología y armamento chino a Irán, especialmente en un escenario donde Teheran busca sortear sanciones y reforzar sus capacidades militares ante la presión del Estado de Israel y Occidente.

Aunque Pakistán intentará mantener una política de “no alineamiento”, el interés de Washington y Pekín por atraer a Islamabad a su órbita otorga a este país un margen de maniobra diplomático inédito en la región.

En ese sentido, la reciente visita de Munir a Irán, donde se reunió con el jefe militar iraní Mohammad Bagheri antes de ser asesinado en un ataque israelí, refuerza la percepción de que Pakistán podría desempeñar un rol de mediador entre Teheran y Washington, o incluso facilitar asistencia logística y militar a Irán en caso de escalada con los sionistas.

Con una importante minoría chií y una frontera compartida con Irán, la estabilidad interna y la seguridad regional son prioridades para Islamabad, que ha condenado los ataques israelíes y defiende el derecho de Irán a la autodefensa. Según analistas, cualquier apoyo activo a Irán —directo o a través de transferencia de tecnología china— situaría a Pakistán en el centro del tablero geopolítico de Oriente Medio y Asia Central, con capacidad de influir en la correlación de fuerzas regional.