Un borrador interno de 38 páginas, conocido como el Gaza Reconstitution, Economic Acceleration and Transformation Trust (GREAT Trust), circula dentro de la Administración Trump y propone transformar la Franja de Gaza en un "territorio bajo administración fiduciaria de Estados Unidos durante al menos una década". El plan, revelado por The Washington Post, prevé la “reubicación voluntaria” de más de dos millones de habitantes, ya sea hacia otros países o a zonas restringidas dentro del enclave durante su reconstrucción, con "incentivos monetarios" como pagos en efectivo y subsidios para alquiler y alimentación. A quienes posean tierras se les ofrecería "un token digital intercambiable por nuevas viviendas en ciudades inteligentes impulsadas por inteligencia artificial", que se construirán como parte del megaproyecto turístico y tecnológico.
El proyecto combina inversiones públicas y privadas para financiar la "reconstrucción" mediante megaproyectos que incluyen fábricas de vehículos eléctricos, centros de datos, resorts de playa y rascacielos residenciales. El Estado de Israel mantendría “derechos generales” para controlar la zona por un año, mientras que el control interno recaería en contratistas privados occidentales y ciudadanos de terceros países, cediendo gradualmente a una “policía local” entrenada.
El documento no contempla la creación de un Estado palestino y subraya la integración política dentro de los Acuerdos de Abraham, normalizando las relaciones diplomáticas con la entidad sionista y excluyendo cualquier horizonte independiente palestino. El proyecto, diseñado por empresarios israelíes y asesorado por consultoras como Boston Consulting Group, ha sido criticado por organizaciones internacionales por su dimensión demográfica y su impacto en los derechos del pueblo palestino.
Además, el artificio se inspira en modelos históricos de administración fiduciaria estadounidense en el Pacífico tras la Segunda Guerra Mundial y se apoya en doctrinas legales cuestionadas para justificar la transferencia administrativa desde el Estado de Israel. Incluye megaproyectos con nombres vinculados a líderes árabes y propone "una gran zona industrial inteligente" en la frontera con los territorios palestinos ocupados por el Estado sionista en 1948, lo que perfila intereses geopolíticos y económicos regionales.
Diversos países africanos en conflicto han sido considerados como potenciales receptores para la población expulsada, lo cual genera una polémica añadida alrededor del plan. Pese a su detallada proyección, el borrador no cuenta con aprobación formal y su implementación supondría una expulsión masiva en un contexto de devastación sin precedentes en Gaza, con decenas de miles de palestinos exterminados y medio millón enfrentando hambre catastrófica desde 2023.