El primer ministro francés François Bayrou perdió este lunes de forma contundente la moción de confianza convocada por él mismo, con 364 votos en contra y 194 a favor, lo que le obliga a presentar su dimisión al presidente Emmanuel Macron, probablemente este martes, en un contexto de crisis política y económica creciente en el Estado francés. Tras solo nueve meses en el cargo, Bayrou defendió su ajuste fiscal por 44.000 millones de euros para contener la deuda de 3,4 billones y alertó que el “mayor riesgo es seguir sin cambiar nada”, calificando la situación como una “hemorragia silenciosa”.

En la votación coincidieron en rechazo la extrema derecha, grupos de izquierda e independientes, evidenciando la fragmentación política y las dificultades para aprobar reformas. Tanto Marine Le Pen como Mathilde Panot reclamaron elecciones anticipadas y la dimisión de Macron, acusándolo de ser el responsable principal de la crisis. La izquierda, encabezada por Boris Vallaud y el Nuevo Frente Popular, se ofrece para gobernar, pidiendo “cohabitación” frente a las alianzas de Macron con la derecha tradicional.

Macron enfrenta un desafío inmediato para nombrar un nuevo primer ministro, con varios perfiles políticos en la lista, desde dirigentes de centro-derecha hasta independientes y socialdemócratas, pero algunos analistas apuntan a un agotamiento más profundo del sistema político de la V República. La inestabilidad se suma a la presión sobre los presupuestos previstos para octubre y una posible ola de movilizaciones en ciernes.