El pasado 11 de julio el politólogo ruso Sergei Karaganov presentaba un informe titulado La idea-sueño viva de Rusia (Живая идея-мечта России) ante la agencia estatal de noticias TASS. En este documento desarrolla toda una idea que los dirigentes del Kremlin llevan urdiendo desde hace años: elaborar y establecer una verdadera ideología de Estado para la Federación Rusa.

El esquema elaborado por el estratega político, próximo al presidente ruso Vladimir Putin, busca sentar las bases para una doctrina ideológica rusa consistente que pretende articularse como un "Código del hombre ruso" y un "sueño nacional" al mismo tiempo, fusionando valores tradicionales con metas estratégicas para el siglo XXI. Esta propuesta, recogida en un texto traducido y reseñado por El Grand Continent, llega en en un contexto global tenso y plasma ideas que ya han circulado en discursos presidenciales y en ámbitos académicos próximos al Kremlin, con énfasis en un "patriotismo religioso", un rechazo al occidentalismo liberal y la construcción de una "comunidad nacional-civilizacional".

El documento defiende "la necesidad de un Estado fuerte que inspire y organice la sociedad bajo un ideal ético-cívico basado en el amor a la patria, el servicio a la comunidad y la defensa del legado espiritual ruso", definido en términos religiosos y culturales que intentan superar la división entre las diferentes etnias y confesiones que componen la Federación Rusa. Karaganov rechaza la imposición de una ideología rígida, afirmando, sin embargo, la urgencia de divulgar y arraigar un "sueño civilizacional que unifique y motive a los ciudadanos", especialmente a la élite.

Modelo social y político paralelo al occidental

El informe también es crítico con la influencia occidental y la liberalización política, juzgándolas como procesos que "erosionan la identidad rusa y la capacidad del Estado para defender la soberanía nacional". Se califica el entorno "liberal-globalista" contemporáneo como poseedor de valores "nihilistas" y "antinaturales" que amenazarían "la integridad cultural y espiritual" de la potencia euroasiática. En este sentido, la doctrina propuesta por Karaganov se presenta como un acto de "resistencia" frente a la hegemonía occidental, con vocación de ofrecer "un modelo alternativo de Estado y sociedad".

Karaganov plantea asimismo un modelo político donde la democracia formal esté subordinada a la eficiencia de gobierno y al liderazgo fuerte, complementado con renovaciones periódicas de la élite y una orientación "meritocrática", especialmente para los roles decisivos en el Gobierno y la administración estatal. La idea es mantener un sistema "híbrido" con participación local pero dirigido por "una clase gobernante responsable", que respondería a la "misión histórica rusa de supervivencia y grandeza civilizatoria".

En la esfera cultural, la propuesta enfatiza la importancia de fomentar un "patriotismo activo, un servicio colectivo y la protección de la naturaleza y los recursos rusos como partes integrantes del ethos ruso", dentro de los cuales destacarían valores como "la solidaridad", "la familia tradicional", "la defensa del orden moral" y la aspiración a la "trascendencia espiritual" como elementos recurrentes que contrastan con las corrientes liberales y progresistas occidentales, y que Karaganov pretende convertir en ideología oficial de Estado.

Modelo económico

Desde una perspectiva económica, el informe aboga por un modelo de "capitalismo popular" o "nacional", inspirado en supuestas "prácticas históricas de filantropía empresarial y responsabilidad social", rechazando "la ostentación y el consumo conspicuo", especialmente si tiene raíces extranjeras. Se plantea la importancia de fortalecer el Estado a la vez que fomenta "una economía que sirva a los intereses comunes y la prosperidad nacional".

"Flexibilidad"

El informe también reconoce "la necesidad de cautela", afirmando que las reformas ideológicas "deben avanzar con flexibilidad" para evitar repetir "errores del pasado", en alusión tanto a la gobernanza soviética como a las disfunciones del liberalismo. Del mismo modo, propone una "redefinición de la relación entre Estado, pueblo y valores", donde la ideología estatal "no sea impositiva en términos estrictos" pero sí "normativamente definitoria" para los sectores dirigentes, incluyendo lo que ellos denominan como la "proyección espiritual".

Vocación de liderazgo

Por otro lado, el documento enfatiza una vocación rusa de liderazgo global basada en la ventaja que le concede su identidad matriz euroasiática, su historia multietnica y su "apertura cultural", que la distinguiría de modelos occidentales. Con ello, Karaganov proyecta una visión multipolar que apela a la misma "cooperación y regulación global" invocada recientemente por China, pero desde ese cariz particular de "autonomía" y "reconocimiento identitario" que trata de definir la intellingentsia rusa.

Finalmente, las ideas vertidas en el Informe Karaganov exponen un consenso articulado en las esferas oficiales que busca legitimar un proyecto ideológico nacionalista sin descuidar la consolidación del poder político centralizado y la articulación de un sentido de "misión histórico-civilizacional para el pueblo ruso".

La propuesta se desliza en un contexto de creciente confrontación global y tensiones geopolíticas que la Rusia actual enfrenta con Occidente, lo que plantea contradicciones tanto internas como externas, y un replanteamiento ideológico clave para entender su dirección futura.