La explosión ocurrida el sábado pasado en un edificio del barrio madrileño de Vallecas fue causada por una acumulación de gas en un sótano de apenas 10 metros cuadrados que estaba siendo acondicionado ilegalmente como "vivienda". Las investigaciones, citadas por EFE, revelan que este sótano, ubicado en el número 3 de la calle Manuel Maroto, contaba con restos de lavadora y un inodoro, confirmando su uso como "espacio habitable".

En él residía un ciudadano colombiano de 52 años junto a su pareja, que estaba intentando tramitar una cédula de habitabilidad mientras se realizaban obras con placas de pladur y espuma de poliuretano, que podría haber provocado la acumulación de gases. Sin embargo, esta es una mera hipótesis planteada preliminarmente por los bomberos, ya que la investigación aún no ha concluido la causa exacta.

La deflagración dejó dos personas fallecidas, entre ellas el hombre residente, y 25 heridos, entre ellos, 3 graves, 2 potencialmente graves y 20 leves, así como severos daños materiales en varias plantas del edificio y un bar contiguo. Además, posteriormente, un joven peruano de 29 años que residía en Madrid sin documentación fue encontrado muerto entre los escombros. El joven fue hallado el 15 de septiembre tras la denuncia de su esposa y avances en la inspección de escombros.

Las autoridades mantienen abierta la investigación para esclarecer los detalles, tomando declaraciones de vecinos y examinado el lugar de la tragedia, el cual presenta daños estructurales importantes que han obligado al realojo temporal de los vecinos afectados.

La explosión desenmascara las graves carencias que padecen los sectores más empobrecidos de la clase trabajadora en el mercado de la vivienda, con los riesgos derivados del hacinamiento y la falta de acceso a espacios habitables apropiados, especialmente para personas migrantes y en situación de vulnerabilidad social.