En la madrugada del sábado pasado, el edificio de la asociación Prodeme en Monforte de Lemos (Lugo, Galiza), que será destinado a alojar un centro para 80 menores migrantes no acompañados, fue blanco de un ataque con dos cócteles molotov. Las bombas incendiarias, arrojadas por una ventana lateral que accede por la única parte no vallada del inmueble, provocaron un incendio con daños materiales considerables en una sala de usos múltiples de la planta baja, incluyendo muebles e instrumentos, y afectando paredes y cortinas del edificio.

El ataque se produce tan solo una semana después del anuncio oficial de la apertura del centro por parte de la conselleira de Política Social de la Xunta de Galicia, Fabiola García.

Movimientos sociales y varias organizaciones políticas antifascistas han definido el ataque como un acto racista que pone en el punto de mira a la juventud migrante. Ante ello, convocaron una movilización en Monforte de Lemos, bajo el lema Fascismo fóra de Monforte.

Este caso en Monforte no es aislado. En julio pasado, otro centro de menores en Vallirana (Barcelona, Catalunya) fue atacado con el mismo modus operandi, lo que evidencia una tendencia preocupante hacia la violencia contra proyectos humanitarios vinculados a la migración en el Estado español. La creciente criminalización y estigmatización política que difunden organizaciones políticas y medios de comunicación encuentran eco en agresiones que no solo dañan bienes materiales, sino que ponen en riesgo la vida y la integridad física de sectores vulnerables.