La juventud marroquí estalla: "No queremos Mundial, queremos hospitales"
Manifestaciones en múltiples ciudades contra la corrupción, el despilfarro en estadios y el deterioro de servicios públicos del régimen de Mohamed VI.

Jóvenes de al menos 11 ciudades marroquíes protagonizaron este fin de semana una de las mayores protestas contra el Gobierno en años, denunciando que se privilegia la inversión en estadios para la Copa Mundial 2030 por encima de la salud y educación públicas. Con consignas como “Estadios para el Mundial, pero ¿dónde están los hospitales?”, vinculan directamente el colapso del sistema sanitario a estos gastos, mientras el desempleo juvenil alcanza el 47% y la atención sanitaria se encuentra gravemente infrafinanciada, según datos de la Organización Mundial de la Salud.
La movilización, impulsada por una corriente de insubordinación juvenil que resuena desde Nepal, el Sudeste Asiático, América Latina y África, que en Marruecos ha adoptado el nombre de Gen Z 212, carece de liderazgo formal y se ha organizado principalmente a través de redes sociales como TikTok y Discord. Las fuerzas policiales, a menudo con agentes de paisano, han reprimido duramente: más de 120 personas han sido detenidas en ciudades como Rabat, Casablanca y Marrakech, según la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH). Testimonios de manifestantes y reporteros confirman arrestos arbitrarios incluso durante entrevistas con la prensa.
Entre las principales razones de las protestas está la tragedia de la muerte de ocho mujeres durante el parto en un hospital público de Agadir, ciudad donde hay apenas 4.4 médicos por cada 10.000 habitantes, muy lejos del estándar sugerido por la OMS. Aunque el primer ministro Aziz Akhannouch defendió las reformas en salud y la construcción de nuevos hospitales, su Gobierno despidió a varios funcionarios regionales tras las protestas, en medio del caos en el sistema público de salud.







Fotos: vía @ResistEye (X)
Los jóvenes exigen no sólo mejoras sanitarias y educativas, sino una reforma estructural profunda para combatir la corrupción, el desempleo y la precariedad que padece el país. Afirman que la lucha social será continua, y la protesta, su herramienta para exigir derechos, a pesar de las severas respuestas represivas de la tiranía alauí. La generación mayoritaria del país se enfrenta ahora a la represión de un sistema político incapaz de canalizar las peticiones populares, priorizando eventos internacionales que lo promocionan como destino de inversión y turismo sobre el bienestar de la clase obrera local.