El Gobierno israelí ha deportado a Greta Thunberg junto a otros 170 activistas de la Global Sumud Flotilla tras interceptarles cuando intentaban llevar ayuda humanitaria a Gaza por mar, según han confirmado los ministerios de Exteriores de Israel, Grecia y Suecia.

Los deportados han llegaron este lunes a Atenas entre multitudinarias muestras de apoyo, incluido el recibimiento de cientos de personas coreando “Libertad para Palestina”, mientras otros permanecen detenidos en cárceles israelíes por negarse a firmar la hoja de autoinculpación que los sionistas ponen como condición para ser deportados.

Diversos testimonios y denuncias detallan malos tratos y violencia física por parte de las fuerzas israelíes. Sin embargo, a su llegada al aeropuerto de Atenas, Thunberg declaró: "Podría hablar mucho tiempo sobre abusos que hemos sufrido en prisión, creedme. Pero esa no es la cuestión. Lo que pasa ahora mismo es que Israel sigue intensificando el genocidio y la destrucción masiva al pueblo palestino". La activista sueca señaló que los sistemas internacionales “están traicionando a los palestinos”.

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La eurodiputada Rima Hassan ha denunciado golpes por parte de dos policías israelíes en la furgoneta, y otras víctimas hablan de insultos, celdas saturadas, falta de asistencia médica, privación de sueño, alimentación y agua, o haber sido atados de manos y ojos vendados durante horas, lo que viene a reiterar lo que dicen las numerosas denuncias sobre las prisiones israelíes.

Organizaciones de derechos humanos como Adalah y numerosos juristas denuncian que el Estado de Israel, una vez más, vulneró derechos básicos desde la interceptación de los barcos en aguas internacionales hasta la detención sistemática de activistas en condiciones de máxima "seguridad".

Abogados y afectados aseguran que “la ley dejó de existir” durante la detención y que todo el proceso en su conjunto fue utilizado para intimidar y “mandar un mensaje de fuerza” a quienes desafían el bloqueo a Gaza para ayudar a los palestinos.

Naciones Unidas y varias embajadas europeas, en su tónica habitual, han expresado "preocupación" y piden "explicaciones", mientras otros 138 activistas de diferentes países siguen secuestrados, con decenas de ellos en huelga de hambre, exigiendo atención médica y la libertad.

La operación y detención masiva —que ha afectado ya a más de 470 tripulantes de la flotilla— ha generado protestas en Europa desde Madrid, y una ola de solidaridad en redes sociales, intensificando las críticas hacia el régimen sionista por su bloqueo genocida de Gaza.