Cese temporal en las protestas de la 'GenZ' en Marruecos
Tras semanas de movilizaciones juveniles contra la corrupción y la crisis social, el movimiento decide ofrecer una tregua temporal antes del mensaje anual de Mohamed VI.

Las protestas lideradas por la llamada "Generación Z" en Marruecos, conocidas como GenZ 212, anunciaron una pausa en sus manifestaciones hasta la comparecencia anual del rey Mohammed VI ante el parlamento el próximo viernes. Este movimiento, descentralizado, impulsado desde redes sociales y sin liderazgo formal, surgió en septiembre con demandas de reformas urgentes en educación, salud pública y empleo, frente a un contexto de crisis estructural y desigualdad persistente.
Desde su génesis, las movilizaciones han catalizado la frustración de una generación afectada por la precariedad laboral, altos índices de desempleo juvenil y servicios públicos deficientes, mientras el gobierno invierte millones en enormes infraestructuras para eventos deportivos internacionales como el Mundial de fútbol de 2030. Las protestas han sido masivas, con episodios de enfrentamiento con las fuerzas represivas, que asesinaron al menos tres personas, hirieron a decenas y detuvieron a cientos.
El movimiento, bajo lemas como "Queremos hospitales, no estadios" y "No queremos el Mundial; queremos sanidad", se caracteriza por una importante presencia digital, especialmente en plataformas como Discord, donde pasó de menos de 1.000 a más de 180.000 miembros en pocas semanas, combinando activismo en redes con participación callejera. A pesar de la articulación, el flujo de manifestantes ha disminuido en días recientes; la fatiga y la falta de organización han motivado la suspensión temporal de las protestas, que tendrán que repensar su estrategia.
Reacciones políticas han sido mixtas, con voces leales al régimen señalando la pausa como "un mecanismo de presión a la monarquía". Por lo demás, el discurso oficial reconoce "la necesidad de reformas", particularmente en salud, pero niega el relevo gubernamental y mantiene su legitimidad hasta las elecciones de 2026, lo que indica que las protestas aún no han surtido demasiado efecto sobre la élite gobernante.
¿Agotamiento o pausa?
El movimiento también ha enfrentado controversias internas, como invitaciones a figuras conservadoras contrarias a algunos avances en derechos civiles, generando debates y distanciamientos entre facciones de activistas, lo que pone de relieve las limitaciones inherentes a movimientos sin estrategias, estructuras ni liderazgos definidos. A pesar de ello, los motivos de las protestas contra la corrupción, la desigualdad y el despilfarro de recursos públicos siguen vigentes en el país.
A pocos días del discurso real, los ojos están puestos ahora en Mohammed VI, que se verá obligado a dar una respuesta ante las demandas de la juventud, con el objetivo de apaciguar y canalizar las demandas sociales, en un momento crítico para la estabilidad del régimen. La reflexión pública permanece en torno a si esta pausa en las protestas será un paso hacia la negociación o una simple tregua ante la falta de respuestas efectivas de la tiranía alauí. Si avanza hacia una negociación, surgen dudas sobre quién sería la voz autorizada para representar al movimiento. En caso de que se trate de una tregua, no está claro con qué fuerzas volverían las manifestaciones, ni qué modificaciones tácticas adoptarán.