La policía keniata irrumpe a tiros en el funeral del líder de la oposición
La represión policial en el funeral de Raila Odinga dejó al menos cinco muertos y cientos de heridos entre estampidas, disparos, latigazos y gases lacrimógenos.

El funeral de Estado del ex primer ministro keniano Raila Odinga, celebrado el viernes 17 de octubre en el estadio Nyayo de Nairobi, se convirtió en un campo de batalla debido a la violenta actuación de la policía contra los miles de asistentes que deseaban rendirle homenaje. Lo que debía ser una ceremonia solemne terminó con disparos y lanzamiento de gases lacrimógenos por parte de la policía, que causaron pánico y estampidas, con al menos dos personas muertas y más de 160 heridas, muchas con traumatismos y fracturas, según informó el periódico keniano Daily Nation.
La situación se desbordó cuando la policía impidió a la multitud acercarse al féretro de Odinga, conocido líder opositor y "símbolo de la democracia" en Kenia. La represión policial, provocó una estampida que agravó aún más el número de heridos. Médicos Sin Fronteras y la Cruz Roja tuvieron que intervenir para prestar atención médica de emergencia. Esta tragedia se suma a los incidentes violentos del día anterior en otro estadio de Nairobi, cuando la policía también disparó a una multitud, provocando la muerte de al menos tres personas.
Imágenes de lo sucedido durante el funeral de Estado. Video: france24.com
Un país en tensión
Kenia atraviesa una crisis política y económica profunda que alimenta la tensión social y explica en parte la violencia vivida durante el funeral de Raila Odinga. Desde 2024, el país enfrenta protestas masivas y recurrentes, especialmente juveniles, contra las políticas fiscales del gobierno de William Ruto, que incluyen aumentos de impuestos y recortes sociales. Esta situación ha generado un aumento de la pobreza, desempleo superior al 30% y un sistema sanitario colapsado, mientras la desigualdad y la corrupción se han profundizado.
La brutal represión de las manifestaciones, que ha causado decenas de muertos y centenas de heridos, refleja la incapacidad del gobierno para gestionar un descontento social creciente y la pérdida de legitimidad de las fuerzas policiales, que actúan como un brazo represor cada vez más temido en una sociedad fracturada y polarizada.