La ejecutiva de Junts per Catalunya (JxCat) ha anunciado este lunes que ha decidido unánimemente romper sus acuerdos de investidura con el PSOE, según han avanzado fuentes del partido a EFE este mediodía. La decisión ha sido comunicada tras más de tres horas de reunión en Perpinyà (Catalunya Nord), siguiendo los pasos de su líder Carles Puigdemont, que trasladó su postura el pasado domingo a la dirección del partido catalán.

Más de cincuenta miembros han acudido al encuentro, donde todos han resuelto poco antes de la 13:30 la posición en favor de romper el pacto firmado con el PSOE en 2023, que permitió la investidura del presidente español Pedro Sánchez. Los exconvergentes han convocado un consejo nacional extraordinario para este martes, donde someterán la ruptura a una consulta entre todos sus militantes los días miércoles y jueves, 29 y 30 de octubre.

El acuerdo de Bruselas cumple dos años en noviembre. Desde entonces, Junts hace un balance negativo de la legislatura: la oficialidad del catalán en la Unión Europea y la aplicación completa de la ley de amnistía, puntos de vital importancia para Junts, siguen pendientes. Lo mismo ocurre con la transferencia de competencias en materia de inmigración que demandan los de Puigdemont, rechazada recientemente en el Congreso de los Diputados con los votos en contra de Podemos.

En Moncloa han intentado calmar los ánimos de sus inciertos aliados, adelantando un eventual reconocimiento europeo del catalán vía conversaciones bilaterales con Alemania, pero este gesto no ha sido suficiente para contentar a la cúpula de Junts. Tanto Puigdemont como la ejecutiva del partido coinciden en que los incumplimientos del acuerdo por parte del Gobierno de coalición superan los puntos logrados, por lo que ya darían por roto el pacto con el PSOE.

Si la ruptura del acuerdo de investidura se consumara realmente, supondría un golpe crítico a la estabilidad parlamentaria del Gobierno de Sánchez a las puertas de la aprobación de los presupuestos generales del Estado. El PSOE depende de los siete votos de Junts para mantener su mayoría en el Congreso de los Diputados, por lo que esta decisión vuelve a situar el foco político y mediático sobre el partido de Puigdemont, que retoma la iniciativa de presión sobre el Ejecutivo español. Si los catalanes mantienen el ultimátum, la maniobra podría reeditar el escenario de bloqueo que caracterizó la política institucional del Estado español en los últimos años, al tiempo que permite a Junts marcar perfil propio y competir en la carrera electoralista con Esquerra Republicana.

Ahora, como en otras ocasiones, está por ver si Junts cumple finalmente con sus amenazas o si el órdago termina siendo un paso más en una negociación con el Gobierno central.