Acuerdo de tierras raras entre EE.UU. y Japón
Tokio y Washington sellan un pacto para cooperación e inversiones para tratar de garantizar el suministro en mitad de tensiones con China.
Japón y los Estados Unidos de América han formalizado este martes en Tokio un acuerdo de cooperación en el sector de los minerales críticos y las tierras raras, materias primas indispensables para producir tecnología avanzada y armamento de última generación. La Casa Blanca informó que la nueva primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, y el presidente estadounidense, Donald Trump, se han comprometido a identificar proyectos conjuntos que mitiguen las deficiencias en las cadenas de suministro, controladas principalmente por Pekín. También tomarán medidas financieras urgentes en un plazo de seis meses para garantizar "un suministro seguro" a ambos países y sus aliados.
El tratado llega justo en medio de la restricción china sobre la exportación de estos materiales, que marcan el compás de la competencia internacional. Además de contar con apoyo gubernamental, el acuerdo anticipa incentivos fiscales para el sector privado y proyectos de infraestructuras que abarquen minería, procesado y producción de derivados como imanes, baterías y catalizadores, en un intento coordinado para evitar lo que denominan como "dependencias peligrosas" y reforzar sus vías de suministro.
En la cumbre, tanto Takaichi como Trump han expresado su voluntad de impulsar una “nueva era dorada” en las relaciones bilaterales entre Tokio y Washington, con fuerte imbricación entre el comercio y el conglomerado militar-industrial. Por ello, Trump aplaude la reciente compra japonesa de equipamiento militar, valorando la fortaleza de la "alianza" forjada con el país nipón después de la Segunda Guerra Mundial, mientras Takaichi reconoce los acuerdos diplomáticos y la agenda de estrecha cooperación económica con sus socios.
Japón ha logrado una reducción relativa en su dependencia respecto a las tierras raras chinas, exportando capitales sectores mineros de terceros países, al tiempo que EE.UU. busca controlar este pujante sector que sigue estando dominado por Pekín.