Dos mossos y un exempleado de Desokupa juzgados por plantar droga y un arma a un estibador del Puerto de Barcelona
La fiscalía pide 18 años a dos mossos por usar datos policiales para montar una falsa acusación de narcotráfico contra un estibador, en una venganza que acabó en asesinato.
La Audiencia de Barcelona (Catalunya) celebra el juicio contra dos mossos d'Esquadra y otras dos personas por un presunto delito de montaje criminal contra un estibador del Puerto de Barcelona. De acuerdo con El Periódico, la fiscalía sostiene que los acusados colocaron 887 gramos de cocaína, 112 de hachís y una pistola en el coche de Carlos L., un trabajador del puerto, para incriminarlo. El motivo habría sido una represalia por haber destapado una red de narcotráfico que operaba en esta infraestructura, una de las principales entradas de droga a Europa. La trama culminó con el asesinato de David Caballero, Bubito, compañero de Carlos L., que fue abatido de un tiro en la cabeza mientras desayunaba en un bar de Montgat en noviembre de 2024.
Para los dos agentes, la acusación pública reclama 18 años y nueve meses de prisión, acusándoles de acceder ilegalmente a la base de datos policial para facilitar información sobre el vehículo y su propietario. Para los otros dos imputados, un exempleado de la empresa Desokupa y su sobrino, piden 16 años de cárcel. De acuerdo con la fiscalía, su misión fue seguir y vigilar a Carlos L. hasta que, el 16 de junio de 2016, plantaron la droga y el arma en su coche mientras este estaba en el gimnasio.
Todos los acusados han negado rotundamente los hechos en el juicio. Los dos mossos, que fueron suspendidos temporalmente pero han vuelto a estar en activo desde 2021, insistieron en que "no participaron para nada" en la operación. Uno de los agentes aportó una prueba que, según su defensa, "demuestra que en el momento del acceso al sistema policial él no estaba en comisaría". Por su parte, el exempleado de Desokupa y su sobrino atribuyen su implicación a "un amigo que se sintió traicionado" y a "un exsocio".
La investigación está plagada de irregularidades y testimonios tan contradictorios como enrevesados. Un testigo protegido declaró ante la jueza que la declaración que se le atribuía ante los dos mossos "no era suya" y que "esa no era su firma". Asimismo, un confidente llegó a reconocer a uno de los agentes acusados en una fotografía de una operación donde, según su pasaporte, ese día se encontraba de vacaciones en Brasil. El caso levanta la sombra de la sospecha sobre las llamadas "cloacas policiales" en el estratégico y sensible Puerto de Barcelona, una de las principales vías de entrada de droga en el sur de Europa.