La fiscalía de Milán ha abierto una investigación por asesinato múltiple agravado tras una denuncia que alega que ciudadanos italianos ricos habrían viajado a Bosnia-Herzegovina en la década de 1990 para participar en "safaris de francotirador" durante el asedio de Sarajevo (1992-1996), que se cobró la vida de más de 11.500 civiles, entre ellos al menos 1.600 niños, según el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY).

La acusación de homicidio voluntario múltiple agravado por motivos abyectos y crueldad, que impide la prescripción, apunta sobre todo a altos empresarios, abogados, notarios y dueños de clínicas privadas del norte de Italia. En definitiva, burgueses "de buena reputación" aficionados a las "emociones fuertes" que habrían pagado grandes sumas de dinero para, supuestamente, disparar contra civiles indefensos desde posiciones de milicias serbobosnias en las colinas que rodeaban la ciudad, valiéndose de la impunidad que les habría permitido el contexto bélico en un país extranjero. Se estima que hoy por hoy tendrían entre 65 y 80 años, lo que complica su localización, pero la fiscalía prevé interrogatorios próximamente.

Sin embargo, algunas fuentes como la BBC apuntan a participantes alemanes, franceses, estadounidenses, rusos, canadienses y españoles, atraídos por motivaciones ideológicas o fascinación por armas. El famoso escritor ruso Eduard Limonov, por ejemplo, fue filmado en otro contexto disparando en 1992 junto a Radovan Karadžić, lo que deja entrever que la Guerra de Yugoslavia, como muchas otras guerras, despertó una particular curiosidad internacional.

"Cacería humana para personas muy ricas"

La denuncia fue presentada por el periodista y novelista Ezio Gavazzeni, quien describe una "cacería humana" organizada para "personas muy ricas" con pasión por las armas, algunas de ellas vinculadas a la extrema derecha, que habrían pagado para poder matar civiles indefensos. En su testimonio, Gavazzeni se apoya en las declaraciones de un exagente de inteligencia militar bosnia, Edin Subasic, quien afirmó a la emisora N1 que existían "tarifas diferenciadas" para "disparar a ancianos, adultos, mujeres, niños o embarazadas", con "descuentos por soldados". Aseguraba que los "cazadores" recibían armas, munición y posiciones seguras en colinas como Trebević y escoltas de milicias serbobosnias.

La investigación judicial, dirigida por el fiscal de "antiterrorismo" Alessandro Gobbis, examina un dossier de 17 páginas que incluye un informe de la exalcaldesa de Sarajevo Benjamina Karic. La documentación, citada por la prensa italiana, relata que los presuntos participantes viajaban desde la ciudad italiana de Trieste hasta Belgrado, y posteriormente hasta las colinas sobre Sarajevo. Subasic declaró que los servicios de inteligencia bosnios detectaron estas actividades a finales de 1993 y alertaron a su homólogo italiano, el Sismi, a principios de 1994.

Aunque varias acusaciones y rumores han circulado durante años, la investigación actual se ha iniciado a partir del documental Sarajevo Safari del director esloveno Miran Zupanic, estrenado en 2022. Gavazzeni, especializado en organizaciones armadas no-estatales, retomó la investigación tras ver la cinta, y en febrero puso sus pesquisas a manos de la fiscalía italiana. El periodista asegura al diario La Repubblica que "muchos" participaron en la práctica, "al menos un centenar", pagando hasta el equivalente actual a 100.000 euros. Mientras la justicia italiana avanza, una investigación similar en Bosnia parece paralizada.