La Cámara de Representantes de los Estados Unidos de América ha aprobado por 427 votos a favor y solo uno en contra la publicación completa de los expedientes de investigación sobre el difunto multimillonario pedófilo Jeffrey Epstein, tras un giro de 180 grados en la postura del presidente Donald Trump. Según ha confirmado la bancada republicana en el Congreso, el presidente estadounidense pasó de presionar para bloquear la desclasificación a declararse "totalmente a favor" cuando una petición interna reunió apoyos suficientes para forzar la votación.

La decisión viene después de que legisladores demócratas difundieran correos electrónicos de Epstein donde afirmaba que Trump había "pasado horas" con una de sus víctimas y que "por supuesto que sabía de las chicas". Los documentos obtenidos por el Comité de Supervisión contienen más de 23.000 páginas que podrían revelar las conexiones de múltiples figuras de la élite política y económica estadounidense con la red de tráfico sexual de menores.

Sobrevivientes de los abusos de Epstein se congregaron frente al Capitolio antes de la votación, portando fotografías de su juventud, cuando fueron víctimas, para presionar por la transparencia. La aprobación unánime muestra las profundas grietas internas en el Partido Republicano, donde figuras como la representante Marjorie Taylor Greene habían criticado abiertamente la opacidad del gobierno de Trump sobre el caso.

"Efecto boomerang"

El caso evidencia una paradoja histórica: el movimiento QAnon, que alimentó teorías sobre supuestas "redes pedófilas en élites demócratas", ahora se vuelve contra el propio movimiento MAGA (Make America Great Again), el trumpismo y el establishment republicano. Algunos analistas políticos explican cómo la base trumpista, forjada a base de narrativas conspirativas sobre pedofilia que impulsaron el asalto al Capitolio y catapultaron a Trump hasta la Casa Blanca, exige coherencia a sus líderes.

Las víctimas de Epstein, instrumentalizadas durante años como arma política arrojadiza, consiguen finalmente que la maquinaria de desinformación de la extrema derecha se vuelva contra sus propios creadores, en lo que analistas califican de "efecto bumerán" de la propaganda. Algunos analistas progresistas incluso señalan que con el QAnon el republicanismo podría haber estado proyectando sus propios males contra sus adversarios políticos. Sin embargo, por el momento no se sabe hasta qué punto implica esta trama a la clase política estadounidense transversalmente, por lo que no se puede descartar que termine salpicando también a los demócratas.

El caso Epstein evidencia cómo redes poderosas protegieron durante décadas a un delincuente sexual que operaba con la cobertura de las élites económicas y políticas de Washington. Por lo tanto, la publicación completa de los expedientes amenaza con sacudir el sistema político estadounidense y revelar la complicidad de múltiples figuras públicas en un perverso sistema de explotación sexual que utilizaba su poder e influencia para evadir la justicia y, presuntamente, como arma de extorsión.