Una investigación conjunta publicada recientemente por Amnistía Internacional, junto con medios como Haaretz, Inside Story y el colectivo WAV Research, ha expuesto las operaciones internas de Intellexa, una empresa de vigilancia con sede en el Estado sionista y Grecia, a través de documentos filtrados que datan desde 2018 hasta 2025. Estos "Intellexa Leaks" revelan cómo el programa espía Predator, comercializado como una herramienta de "inteligencia avanzada", infecta smartphones a nivel mundial de manera silenciosa mediante anuncios maliciosos, sin necesidad de que las víctimas interactúen con enlaces sospechosos. Simplemente con cargar una publicidad en cualquier sitio web o aplicación legal, el dispositivo puede ser infectado.

El sistema clave detrás de estas infecciones, denominado Aladdin, abusa del ecosistema publicitario móvil para vender los "puntos débiles a explotar" basados en la dirección IP del objetivo, forzando la visualización de un anuncio tóxico que activa el malware. Una vez instalado, Predator otorga acceso total a cámaras, micrófonos, apps de chat encriptadas como WhatsApp o Signal, correos electrónicos, ubicaciones GPS, fotos, archivos y historiales de navegación. Los documentos filtrados, que incluyen materiales de ventas, marketing y videos de entrenamiento, muestran cómo Intellexa ha desarrollado vectores de entrega "tácticos y estratégicos" para evadir una posible detección. 

A pesar de las sanciones impuestas por el Departamento del Tesoro de EE.UU. en marzo de 2024 contra Intellexa, su fundador Tal Jonathan Dilian, un excomandante de inteligencia israelí, y varias entidades asociadas, el programa sigue operativo en múltiples países. Las filtraciones documentan su uso contra un abogado de derechos humanos en la provincia de Baluchistán, Pakistán, el primer caso confirmado allí, así como clientes activos en Egipto, Arabia Saudí y Kazajistán. Estos ataques se dirigen sistemáticamente a defensores de derechos humanos y periodistas críticos. Intellexa opera desde los Emiratos Árabes Unidos para eludir así restricciones sobre privacidad, desde donde sus ejecutivos israelíes continúan expandiendo el negocio.