Un informe revela que 110 prisioneros palestinos han muerto en cárceles israelíes desde 2023
Condiciones inhumanas de hambre, tortura y negligencia médica disparan el número de presos muertos desde la llegada de Ben Gvir. Entre 1967 y 2007 la cifra oficial fue de 187 muertos.
Un informe revelador del medio israelí Walla News ha sacado a la luz que al menos 110 prisioneros palestinos han fallecido en cárceles israelíes desde que Itamar Ben Gvir asumió como ministro de Seguridad Nacional en diciembre de 2022, una cifra que marca un récord histórico y duplica ampliamente las estimaciones previas de organizaciones como Médicos por los Derechos Humanos, que contaban solo 46 muertes hasta hace poco. Este saldo, que abarca de enero de 2023 a junio de 2025, refleja un deterioro drástico en las condiciones de detención, con la mayoría de los fallecidos transferidos a hospitales solo en etapas terminales.
Las causas subyacentes de estas muertes, según el reporte, incluyen torturas sistemáticas, inanición extrema con raciones reducidas al mínimo legal, de lo que ha presumido el propio Ben Gvir, pérdida masiva de peso, hacinamiento en celdas oscuras sin ventilación, y fallos sanitarios que propagan enfermedades sin la más mínima atención médica. Las evidencias de abusos han aumentado exponencialmente desde que el ministro fascista tomó el control del sistema penitenciario, transformando instalaciones como la prisión militar de Sde Teiman, donde ocurrieron 29 de las muertes, en epicentros de tortura y muerte; incluso más de lo que ya eran anteriormente.
En comparación con las 187 muertes oficialmente registradas entre 1967 y 2007, el ritmo actual de una muerte semanal demuestra un patrón estatal que concibe a los palestinos como objetos. Esta escalada coincide con el inicio del genocidio en octubre de 2023, período en el que Ben Gvir ha bloqueado el acceso de la Cruz Roja Internacional a las prisiones, eliminando cualquier supervisión externa y permitiendo que la opacidad reine en un sistema que retiene a cerca de 10.000 palestinos, casi la mitad sin cargos formales bajo detención administrativa indefinida. Críticos, incluyendo la Sociedad de Prisioneros Palestinos y Amnistía Internacional, denuncian esta medida como un velo para ocultar torturas y ejecuciones extrajudiciales, exacerbadas por redadas violentas y privaciones de luz solar, ropa abrigada o productos higiénicos básicos, lo que convierte las cárceles en extensiones letales de la ocupación.
Una horca en la solapa
El contexto se agrava con las acciones públicas de Ben Gvir, quien ha patrocinado un proyecto de ley para legalizar la pena de muerte contra prisioneros palestinos y apareció en una sesión parlamentaria junto a su equipo luciendo un pin de una horca, simbolizando su retórica de "disparo en la cabeza" para "terroristas": "Todos acordamos usar el pin. Representa una de las opciones para llevar a cabo la pena de muerte. Por supuesto, existe la opción de la horca, la silla eléctrica y también la inyección letal."


Fotos: @TheCradleMedia (X)