Se esperaba que el encuentro de este jueves en París entre las selecciones de fútbol masculino del Estado francés e israelí de la Nations League fuera tenso. Y así fue: la actitud provocativa de los visitantes hizo que el partido no pudiera transcurrir con normalidad. Las gradas Stade de France, que estaban al 25% de su capacidad como supuesta medida preventiva, centraron su atención en un grupo de ultras sionistas que desafiaban constantemente a los asistentes franceses. Algunos de ellos vestían equipamientos de las fuerzas armadas israelíes.
En los días previos al partido, organizaciones sionistas francesas como Betar y Unión Judía habían publicado imágenes en las redes sociales en las que amenazaban con “salir de cacería” el día del partido, armados con palos. Paralelamente, se rumoreaba que en los días previos al partido sionistas franceses iban a celebrar una “gala benéfica” para el ejército israelí, a la que supuestamente iba a asistir el ministro israelí Bezalel Smotrich. Varias personas protestaron contra la celebración de este acto, donde se produjeron choques con la policía.
Visto el clima de tensión que rodeaba al partido, y bajo el pretexto de “evitar los sucesos de Ámsterdam“, las autoridades francesas establecieron un enorme dispositivo policial e impusieron varias restricciones en el estadio: Dos cordones policiales, identificaciones y registros que impedían introducir símbolos palestinos custodiaron el recinto con 4.000 efectivos de la policía. Sin embargo, no evitaron que los aficionados israelíes golpearan a los franceses dentro del propio estadio. Como consecuencia, hubo un momento donde cundió el pánico en las gradas del Stade de France.
A poca distancia del estadio, miles de personas se manifestaron en contra de la celebración del partido y en solidaridad con Palestina. Denunciaron “la complicidad” del gobierno de Emmanuel Macron al acoger una selección cuyo Estado está cometiendo un genocidio.